Colombianos por el mundo
De la polémica a la calma: Teo un jugador con estrella
Teófilo Gutiérrez tuvo el mejor debut en Champions: gol y victoria ante el CSKA de Moscú. Una muestra más de que es un tipo al que las controversias no lo afectan y se quedan en anécdotas.
Le pasan cerca, apenas si lo rozan. Sabe provocar polémicas que lo debilitan, pero toma aire, se sacude y esquiva las esquirlas que generan sus decisiones explosivas. El barranquillero tiene estrella. Siempre consigue que sus condiciones futbolísticas estén por encima de sus disputas. En el fútbol colombiano, en el fútbol argentino y ahora en el fútbol de Portugal.
No se puede subestimar. Parece que está al borde del knock out pero responde con más fuerza y avanza. Sigue al frente. Le pasó en su primera experiencia en el exterior en 2010. Molesto con el Trabzonspor de Turquía amagó con irse varias veces. Hasta que lo hizo. Viajó a Colombia, mientras los dirigentes reclamaban por el cumplimiento del contrato que lo vinculaba por tres años más.
Al poco tiempo, arregló con Racing de Avellaneda, uno de los cinco equipos más grandes de Argentina. De entrada se conectó con la hinchada que lo adoptó como propio. "Conozco la historia y las presiones de los hinchas del Racing. Sé que aquí hay que ganar", aseguró a medios locales a su arribo a Buenos Aires. Después, afianzó el romance con goles y con la nueva imagen de su casa en Barranquilla que pintó con los colores del equipo. Sin embargo, en 2012 tras un clásico con Independiente se quebró la relación. En una discusión con sus compañeros, sacó un arma de juguete en el vestuario. Un gesto que lo obligó a dejar el estadio sólo, en un taxi y que le mostró el camino de salida del club.
Lejos de estar prohibido para el fútbol argentino, Lanús lo pidió como refuerzo para los octavos de final de la Copa Liberadores. “Tiene las puertas abiertas. Esperemos que su llegada nos ayude a todos”, expresó un compañero. Jugó dos partidos, mostró rasgos de su talento pero a los dos meses se fue a Junior.
La noticia la celebró el técnico José ‘Cheché’ Hernandez. "Estoy feliz, la llegada de Teo al Junior. Es un sueño hecho realidad. Fuimos pacientes y vamos a contar con un jugador que nos va a aportar muchísimo”. Se quedó seis meses.
A comienzos de 2013 llevó esa combinación que lo hace uno de los delanteros más completos al Cruz Azul de México. Teo tiene movilidad dentro y fuera del área. Crea espacios para él, para sus compañeros. Habilita, asiste y define. “Ahora las defensas rivales tiene que luchar con dos nueves -Pavone y Gutiérrez- Teo se mueve bien en esa zona o se tira atrás y eso se les complica un poco a los equipos", lo alabó Mariano Pavone, con quien jugó en el equipo mexicano.
Lo mismo pensó Ramón Díaz que lo exigió para River Plate en julio de ese año. "Me encanta. Ya hablé con él y me dijo que está muy entusiasmado en venir", manifestó. Después de una larga negociación abandonó a Cruz Azul para jugar con el equipo de la banda roja, del que se declaró hincha.
En River, Teo hizo lo suyo. Ganó tres títulos, marcó goles importantes, reclamó aumento de sueldo, lo llevó hasta las semifinales de la Copa Libertadores. Hasta que dijo basta. Tras la Copa América de Chile anunció desde Barranquilla que no volvía a Argentina. “Le deben plata”, explicó su agente; “Si Teo vuelve a River, va a tener que jugar en Reserva”, advirtieron los dirigentes. La tensión subió de tono hasta que el conflicto se destrabó con su transferencia al Sporting de Lisboa.
El 17 de julio viajó a Portugal. Se presentó con sus nuevos compañeros, con el entrenador y se impuso como titular. Ya ganó su primer título, la Supercopa lusa ante el Benfica. Repitió foto con el trofeo, mientras se ilusionaba con su próximo sueño: jugar la Champions League.
Lo hizo el martes pasado. Apenas terminó el himno de la copa, marcó su primer gol en la victoria 2-1 ante el CSKA de Moscú. “Estoy feliz por este debut en la Champions. La serie está abierta y aún podemos mejorar más”, declaró a la prensa de Portugal.
Teo parece inmune a todo. La supervivencia podría explicarse por su fe en Dios, siempre presente en sus festejos. Lo cierto es que tiene una estrella que está lejos de apagarse.