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‘Pecoso’ Castro: “Anduve descalzo hasta los 10 años”

El DT del Deportivo Cali, previo al juego de vuelta de la gran final contra el Medellín, decidió hablar de su vida, de Carlos Bilardo, de la celebración del título del 96.

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Fernando 'Pecoso' Castro habló de su vida, de Bilardo y de la celebración del título del 96.
Colprensa

En los momentos de gloria, que invitan al desborde, es cuando muestra aplomo. La noche del título que lo entronizó, en 1996, luego de 22 años sin que el Deportivo Cali celebrará, ‘el Pecoso’ Castro demostró que va a los extremos: “El carro de bomberos nos trajo hasta aquí a la sede de Pance, nos bajamos y me fui para mi casa a ver el video del partido, no hice más nada”, rebobinó el DT de los azucareros, en charla con AS Colombia, cerca de 48 horas antes del juego de vuelta de la final de la Liga frente al Medellín

Y es de extremos. Capaz de golpear violento, incontrolado sus antebrazos con las palmas de sus manos, para demostrar que el fútbol le hace hervir la sangre; como de mostrarse manso, ameno, risueño, cuando pisa el cemento, no importa que a la vuelta esté la última prueba del semestre. 

Esos momentos que suponen concentración, mucha tensión, lo devuelven a divertidos recuerdos, hasta 1.977, cuando se encontró con quien proyectó su vida. Cuando ‘el Pecoso’ habla de Carlos Salvador Bilardo, suspira, exclama, sonríe. 

“Bilardo siempre se ponía el mismo blue jean, los mismos zapatos y la misma camisa, para todos los partidos, así lo vi en el Cali durante cerca de dos años; tuve ganas de quemarle esa pinta”, bromea el manizaleño de 66 años. 

Ad portas de volver a encumbrar al Cali en el campeonato colombiano, ‘el Pecoso’ rinde tributo al técnico campeón del mundo con Argentina en 1986. “Bilardo y Jupp Heynckes, son las personas que he conocido que más sienten el fútbol, para mí, son los dos más grandes”. El DT del Cali también podría estar entre los nominados. 

Contrario a su gran maestro, ‘el Pecoso’ no es cábalero “La mejor cábala es el orden”, sostiene. Y tira una de las tantas que repetía Bilardo: “Atrás del hotel La Merced –centro de Cali, donde se concentraban los verdiblancos- había un almacén y tenían colgada una camiseta. Bilardo acostumbró a ir a mirar la camiseta antes de los partidos, entraba, la tocaba y decía que tan bonita, y preguntaba el precio. Resulta que ya la había comprado y pidió que no se la movieran de ahí, hasta que un día fue y el almacén estaba cerrado, se quería enloquecer”. 

Con un agradecimiento infinito hacia el fútbol, afirma y demuestra que es una grata persona, que no sabe de fardar. “De pronto habrán cuatro o cinco a los que no les caigo bien, pero a mí la mayoría de gente me quiere, y por eso tengo que vivir agradecido con Dios, porque yo no me olvido de dónde vengo, no me puedo olvidar que anduve descalzo hasta los 10 años, porque a mi mamá le tocó quedarse sola con siete hijos pequeños, ella tenía un hijo por año, y le tocaba lavar ropa. A veces conseguía para un par de zapatos, pero yo los acababa jugando fútbol”. 

Temperamental, hasta histriónico, pero incuestionado en su honradez. De lograr el título del Apertura colombiano, este domingo en el Atanasio Girardot, ‘el Pecoso’ se reafirmará como icónico para los azucareros.

“El fútbol me dio para comprarme tres Toyotas nuevas, las vendí, Y después he tenido tres Hilux, y ando en una, desde hace 10 años, después de haber andado descalzo. Por eso no puedo hacerle nada malo al fútbol y lo voy a adorar toda la vida, porque me permitió vivir bien, comprarle una casa a mi mamá. Tres de mis cuatro hijos son profesionales, me falta el menor. Estudié hasta quinto de primeria, pero he estudiado para el fútbol”, cerró.