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Especial AS

Arena, bola de trapo y goles: este es el Power Costeño

Muchos de los goleadores colombianos han nacido en la costa caribe. Arnoldo Iguarán, Iván René Valenciano, Eduardo Vilarete y Hugo Arrieta explican a qué se debe esta tendencia.

Bogotá
Teófilo Gutiérrez y Carlos Bacca, dos delanteros nacidos en la costa atlántica.
Federación Colombiana de Fútbol FCF

Ahora son Bacca y Teo. Antes, ‘Pipa’ de Ávila y Arnoldo Iguarán. Y para ir más atrás, Eduardo Vilarete. El Power Costeño ha estado presente en el fútbol colombiano, representado en sus delanteros. Y la tendencia se mantiene.

De los siete artilleros preseleccionados por José Pékerman para la Copa América 2015, cuatro nacieron en la costa caribe: Luis Fernando Muriel, Carlos Bacca, Teófilo Gutiérrez y Radamel Falcao García. ¿Coincidencia?

AS Colombia habló con cuatro representantes del Power Costeño para intentar explicar por qué muchos de los goleadores del fútbol colombiano son de la costa caribe: Arnoldo Iguarán, Iván René Valenciano, Eduardo Vilarete y Hugo Arrieta.

Pica ‘El Guájaro’

Cuando Falcao García convirtió el penal ante Kuwait, igualó a una leyenda como máximo artillero de la Selección Colombia. Con 24 goles, ‘El Tigre’ alcanzó a Arnoldo Iguarán, un guajiro potente, rápido y goleador. Se consagró en Millonarios, donde consiguió dos títulos. Marcó 196 goles en el FPC y es uno de los máximos representantes del Power Costeño.

Para él, hay un factor que podría influir para que los costeños sean goleadores: “Creo que eso en parte tiene que ver con el trabajo que se hace en la arena de las playas. Yo nací en un lugar muy humilde, pero el estar cerca de la playa me ayudó a fortalecer mis piernas, y supe aprovechar eso. De niño siempre estaba en la arena, y ahí era donde entrenaba y hacía fútbol. También ayuda para los saltos, por eso tantos grandes cabeceadores”.

Y dentro de la lista de grandes cabeceadores costeños, tiene que estar Eduardo Emilio Vilarete.

Vilarete, rebeldía y cabezazo

Eduardo Emilio nació en el Ancón, barrio de Santa Marta. Fue campeón en Nacional en 1976 y 1981. Se caracterizó por ser uno de los mejores cabeceadores de su época y, además, por su temperamento. Marcó 150 goles en el FPC.

En un partido de la eliminatoria de 1977 en el Maracaná ante Brasil, se sentó encima del balón para evitar la humillación. El partido terminó en goleada 6-0. En otra oportunidad, jugando un partido con el Unión Magdalena frente al Pereira, golpeó al árbitro del partido, Jorge Zuluaga.

Pero quienes dejan a un lado su personalidad lo destacan como un goleador. César Cueto, ‘El Poeta de la Zurda’, así lo describe: “Por arriba, Vilarete era una cosa impresionante. Un cabeceando era implacable”, recuerda el peruano.

Para Vilarete, el Power Costeño radica en la parte biológica del jugador: “El biotipo del jugador costeño se presta para hacer goles. El jugador costeño se caracteriza por ser fuerte, hacer muchas diagonales y ser siempre encarador. Creo que en la costa se está haciendo un gran trabajo formando delanteros.

El samario explica las razones de su gran capacidad de cabeceo: “Yo tenía un salto tremendo. Yo nací, me crié y di mis primeros pasos de fútbol en Santa Marta, pero fue en Millonarios donde empecé mi carrera de futbolista con el doctor Ochoa Uribe. Él y Jaime Morón nos ponían a mí y a Alfredo Arango a entrenar horas enteras solo salto y cabeceo. Aprendí mucho con Ochoa Uribe, porque él me recalcaba que no solo hay que cabecear, porque cualquiera le mete la cabeza a un balón. Hay que saber cabecear, saber que uno tiene que darle un martillazo al piso y que el balón le pique a un metro al arquero. Eso no lo veo en el fútbol de ahora”.

Valenciano explica la bola ‘e’ trapo

Además de la arena, está esta amiga incondicional del Power Costeño. Iván René explica qué es y qué hace que la bola ‘e’ trapo forje a los grandes goleadores de la costa caribe.

“Es una bola pequeña, más parecida a las de fútbol de salón, e incluso más chica. A esa vaina se le mete yo no sé qué por dentro, después se va forrando con trapo y termina con una tapa de goma, que es la que la hace resistente a la calle dura y caliente de la costa. Creo que eso ayuda a mejorar la parte técnica, porque es una pelota difícil de manejar y de controlar. Uno sin darse cuenta está entrenando técnica con la bola esa”.

Valenciano, que comenzó jugando baloncesto, marcó 217 goles en la primera división de Colombia y 13 con la Selección Colombia. Después de Sergio Galván Rey, es el segundo máximo artillero del fútbol colombiano. Ningún colombiano lo supera.

Nació en Barranquilla, en el barrio Simón Bolívar. Pasó de rebotar un balón a patear la bola de trapo: “Comencé jugando en mi barrio, como empezamos muchos. Da lástima porque ya nadie quiere jugar en el barrio, descalzo y con la bola ‘e’ trapo. Ahora todos van a las canchas sintéticas, creo que eso se ha perdido”, explica el máximo artillero del Junior de Barranquilla.

Arrieta, 107 goles en la B

En el 2010, y a los 39 años, Hugo Arrieta marcó el gol 100 en la segunda división del fútbol colombiano. Jugando para el Valledupar, equipo de su tierra, anotó tripleta en la victoria 4-0 ante Juventud.

En cinco equipos, y durante 14 años, Hugo Arrieta se consagró en la B. Y no es que la A le quedara grande. Marcó 82 goles en 313 partidos, pero las circunstancias del fútbol lo regresaron una y otra vez a segunda.

Arrieta explica que geográficamente, Colombia va arrojando futbolistas de diferentes posiciones: “Los volantes de primera línea y defensores centrales se les puede adjudicar a los paisas. Algunos de los grandes laterales han sido vallunos y los delanteros, por la picardía y la alegría, han sido en su gran mayoría costeños”.

Para Hugo, un delantero debe tener la personalidad del costeño: “el goleador tiene que ser jocoso, alegre y con mucha movilidad. La idiosincrasia de nosotros los costeños es tal cual. En nuestra vida cotidiana somos folclóricos, sonrientes, y esa picardía es indispensable en un ariete”.

Arrieta, que también fue entrenador del Valledupar, coincide con Valenciano cuando afirma que es en el barrio y en la arena donde comienza a surgir el Power Costeño: “Uno crece a pie descalzo y en la arena. Y ahí es donde el jugador costeño se forma. Lastimosamente ahora eso se ha perdido, por el mismo crecimiento de las ciudades, pero antes uno jugaba descalzo en la calle con los compadres. Y pues cualquiera que va a jugar en la playa se da cuenta que es diferente, exige más esfuerzo, y eso da full fortaleza muscular. Sin darse cuenta, desde ‘pelao’ estamos haciendo trabajo de pierna”.

Iguarán, Vilarete, Valenciano y Arrieta rescatan el gran talento que sacan de la costa atlántica, pero son enfáticos al mencionar que en todas las regiones de Colombia se dan grandes jugadores. Es evidente el Power Costeño, pero en Colombia hay más de una cuna del fútbol. Buenaventura, Tumaco, Valle y Antioquia son tan solo algunas de ellas. Colombia, país de variedad futbolística.