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Partido por la paz

De Pekín a Pereira: Maradona, un ídolo mundial

Daniel Arcucci el periodista que hizo la biografía “Yo soy el Diego” repasa los mejores momentos que compartió con Maradona.

Diego Maradona, de visita en Bogotá.
Leonardo MuñozEFE

Buenos Aires, Nápoles, Dallas y Pekín. Cuatro centros del mundo que en algo más de 25 años marcaron la vida de Diego Maradona. Ciudades que definieron la carrera de títulos y tristezas del ex futbolista argentino que está de paso por el país. La elección está lejos de ser caprichosa. La hizo para AS Colombia el periodista Daniel Arcucci,uno de sus biógrafos y además director de Canchallena.com y columnista del programa de fútbol, “Puro Concepto” de DirecTV.

Cada uno de esos lugares atesora anécdotas memorables para Arcucci que dimensionó en primera persona el magnetismo del campeón Mundial de 1986 y acompañó su drama cuando “le cortaron las piernas” por el doping en Estados Unidos 1994.

 En Buenos Aires le hizo la primera nota de muchas. Fue en 1985 en plena Navidad. Ahí le abrió las puertas de su vida. En Nápoles comprobó el cariño y respeto de los hinchas por la reivindicación social desde el fútbol. En Dallas compartió y comunicó su derrota por la expulsión del Mundial 94 tras el dopaje de efedrina. Y en Pekín, ratificó que Maradona es propiedad del mundo.

Tantas anécdotas Daniel…

“Tengo miles, pero hay una en China en 1996 durante una gira que hicimos con Boca Juniors. Me acuerdo que Diego no estaba con el plantel. Estábamos sólos, él, yo y un par de personas más y fuimos a caminar por Pekín, por la Ciudad Prohibida. Ver como en un lugar tan lejano como en China, todos se alteraban, -los chinos que son muy respetuosos- todos se alteraban.Me resultó muy impresionante compartir eso con él. Cuando nos bajamos del taxi le dije: - bueno si acá te reconocen, si se arma lío acá, listo. Me vuelvo caminando por la Muralla China. Al instante la gente se lanzó y gritó Maradonaaaaa, Maradonaaaaa.La otra es en Nápoles, la noche previa a su segundo Scudetto, en un paseo. Lo vinieron a buscar, yo estaba en su casa y salimos a pasear. Nos llevaron por uno de los barrios más peligrosos de Nápoles por la Vía Forcella. La verdad que resultó una experiencia impresionante porque era la media noche, estaba gente que yo había visto a las mañanas y en medio de todo, verlo a Diego en ese ambiente con su familia en el paseo en la camioneta y ver como todo un barrio salía. Un barrio peligrosísimo salía a la calle a saludarlo”.

Como todo en su vida, la relación de Maradona ha tenido idas y vueltas con Colombia. Como cuando subestimó a la Selección que goleó 5-0 a Argentina en 1993 o cuando repartió elogios para Falcao y James hace un día en la rueda de prensa al norte de Bogotá. Arcucci recuerda que el astro siempre tiene presente al país por un gol que hizo al Deportivo Pereira en un partido amistoso con Argentinos Juniors en junio de 1980.

 “Diego recuerda con cariño ese gol. No hay mucho video, el video es muy borroso. Lo que sí hay es una secuencia fotográfica de la Revista El Gráfico de la época, donde se muestra que gambeteó a más jugadores del Pereira que ingleses. Diego lo recuerda siempre como uno de los mejores goles que hizo. Argentinos Juniors salía de gira por el mundo por Latinoamérica, como antes lo hacía el Santos de Pelé. Jugaba el fin de semana por el torneo local y entre semana jugaba estos partidos amistosos, que obviamente era para verlo a él. Ese día contra Deportivo Pereira hizo un gol increíble incluso superior al de los ingleses en otro contexto claro, porque el gol a los ingleses será el máximo gol por el Mundial y el rival…

 ¿Qué tan cerca estuvo de jugar en un equipo colombiano? Hay una foto en la que está con la camiseta del América de Cali

 No creo que hubiera llegado a jugar acá. Las grandes posibilidades las tuvo desde que estaba en Argentinos Juniors. Con 17 años le llegó una oferta del Sunderland de Inglaterra. Era muy jovencito y la propuesta era de 900 mil dólares, una fortuna para la época. Yo siempre bromeo con esa nota y con esa historia porque fue la primera vez que se retiró del fútbol: amenazó que si no lo vendían se retiraba del fútbol.Pero no recuerdo que haya estado cerca de jugar en un equipo colombiano. En Suramérica estuvo cerca de ir a Brasil, pero de otro equipo latinoamericano no…

¿Qué opina de su faceta como panelista en el programa “De zurda”?

 A mí me gusta que Diego tenga ese tipo de actividades. Yo se que a él le encanta ser y que le gustó ser entrenador de la Selección Argentina pero es muy difícil cuando una persona, más que persona es un mito, se dedique a una actividad donde se depende de resultados.Yo siempre digo que la actividad del director técnico es la más ingrata de todas, sobretodo para quien fue muy grande como jugador y que no necesariamente puede pedirle a sus jugadores que hagan lo que él hacía.Lo veo bien, pocas veces lo vi disfrutar tanto de un programa como disfruta “De zurda”, se siente muy cómodo, le gusta mucho hacerlo y es algo que lo mantiene activo.

 ¿Su participación en política afectó su relación con la FIFA?

 No. Su pelea con la FIFA tiene más que ver con sus ideas respecto del fútbol, pero sus ideas políticas para nada. Su enfrentamiento con la FIFA, que ha tenido sus idas y venidas tiene que ver con el fútbol mismo de la época de México 86, junto con Valdano se rebelaron por los horarios de los partidos.Una rebeldía ya congénita de Diego de rebelarse contra el poder, pero pasa más por ahí.

Testigo de primera mano de la vida un personaje tan complejo, contradictorio, alabado y lapidado con el mismo fervor, escribió en 2000 el libro “Yo soy el Diego” que reúne en 307 páginas el perfil más íntimo del crack.

¿Con tantas historias y momentos, cuáles son los que más valora junto a él?

 Mi primera nota, el paseo de Nápoles, el drama de Dallas y el reconocimiento en Pekín. Esas son las más grandes. Son las que más valoro porque son las que marcan el tipo de relación. Una justamente en el origen y otra justamente en el final en su carrera y que tiene que ver con un reconocimiento.Así que uno en Buenos Aires, el otro en Estados Unidos, otro en China y el otro en Nápoles. Quizás son de los lugares más simbólicos y emblemáticos de la vida de Diego.