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Faustino Asprilla

Más que fiestas y goles: El Tino en palabras de sus amigos

Una vida cargada anécdotas y triunfos grabaron a Asprilla en el corazón de los hinchas. Francisco Maturana y El Tren Valencia recuerdan en AS por qué pasó de ser figura a leyenda.
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Bogotá
Asprilla tuvo sus mejores momentos en Parma.
Asprilla tuvo sus mejores momentos en Parma.DIARIO AS

De una charla de café entre dos hombres de fútbol suelen salir anécdotas que se resumen en frases ingeniosas. Como ocurrió cuando Arrigo Sacci el técnico de aquel Milan campeón del mundo en 1989 se sentó con Francisco Maturana. Una tertulia entre amigos que dejó una definición de uno de los jugadores más representativos hace 20 años. Carismático pero sobre todo goleador, en todo coincidieron sobre Faustino. Pero fue el italiano el que dejó la frase inolvidable: “es el último dinosaurio, un jugador que de solo verlo correr ya impactaba”

Asprilla comenzó su historia en Europa con el Parma en 1992. Un equipo modesto al que puso en primer plano con sus goles siempre celebrados con cabriolas. En su primera era jugó por tres años. Además de aquel golazo al Milan de tiro libre del 21 de marzo de 1993 que acabó con el invicto de 58 fechas, el tulueño festejó por docenas y ganó tres títulos europeos: Recopa de Europa, Supercopa de Europa y la Copa UEFA.

Tras su experiencia en Newcastle de Inglaterra donde lo veneran por los tres goles al Barcelona en la Champions League de 1997, regresó al Parma con el que agrandó su leyenda al ganar otra Copa UEFA y una Copa de Italia.

Fue su mejor época. Se le vio en plenitud. Uno de sus grandes amigos, el también delantero Adolfo “El Tren” Valencia reconoce que siempre quiso tener el carácter con el que salía a jugar.

"Nuestras características eran casi similares, cuando él tenía espacio aprovechaba bien la velocidad, era un jugador muy habilidoso. Siempre le admiré la personalidad que tuvo, marcaba diferencia por su forma de jugar. Era un delantero muy completo".

Francisco Maturana lo recibió como técnico de la Selección Colombia en 1993. A sus manos ya llegó el delantero temido en Italia. La joya que pulió Atlético Nacional un par de años antes y al que él le sacó máximo provecho en la eliminatoria al Mundial de Estados Unidos.

“Su vida fue la expresión de un jugador que está en el corazón de los colombianos. En Nacional lo recibió Pedro Álvarez. Luego ‘Bolillo Gómez’ se apersonó del caso y trato de pulir un diamante que venía con muchas expectativas desde Cúcuta. Luego me encontré con un jugador ya formado, que jugaba en Italia y ahí lo incorporé a la Selección. Fausto nos dio la fantasía de tres cuartos de cancha hacia adelante, la que todo técnico añora en su equipo”.

De Faustino, Carlos “El Pibe” Valderrama alcanzó a decir “de proponérselo, hubiera sido el mejor del mundo”. Su rendimiento le alcanzó para estar nominado en 1994 y 1995 al Balón de Oro. Maturana siempre vio en él a uno de los que nació para marcar diferencia.

“En mi carrera deportiva no le he regalado absolutamente nada a nadie. Simplemente era un acto de justicia deportiva. Elegí y uno elige a los que considera que en ese momento son los mejores; y Fausto junto con Adolfo Valencia, Víctor Aristizábal, se convirtieron en jugadores referentes”.

Valencia, por su parte, lo incluye en su top cinco de jugadores colombianos.

“En Colombia hubo grandes jugadores que tuvieron un nivel muy alto: Higuita, Faustino, Rincón, “El Pibe”, incluso Iván Ramiro también hizo cosas muy interesantes”.

A “El Tino” siempre se le vinculó con la indisciplina. Su personalidad descomplicada y festiva lo acompañó durante su carrera. Fiestas, mujeres y goles, agigantaron el mito.

“No tengo ninguna queja de Faustino. Cuando se le exigió como futbolista estuvo ahí. A mí personalmente no me generó ningún problema. Es más importante buscar las virtudes que tiene un jugador, que ponerse a buscar defectos; siempre y cuando esto no perjudique la estructura y la convivencia del grupo. En ningún momento él puso en entredicho la autoridad y menos la armonía dentro del grupo”, dice Maturana.

Adolfo Valencia está de acuerdo con el ex técnico de la Selección Colombia. Prefiere recordar las fiestas que compartió ya retirados como futbolistas.

“Yo recuerdo un cumpleaños de su hijo al que invitó a David Pabón, Luisito Carrión y Son de Cali. Estuvimos Santa, Aristizábal, “Chicho”, “Bolillo”. Casi todos sus amigos. “El Tino” se subió a la tarima y empezó a cantar con Pabón, Carrión y Willy García. Eran cosas que él hacía porque siempre ha querido a su familia, a sus amigos y cuando puede les ha dado buenos gustos. Es una persona que siempre he admirado porque no le interesa el dinero, lo que le importa es la amistad, atender bien a su gente”.

Después de su segunda experiencia en Parma jugó en Brasil, Chile, México, Colombia y Argentina. Una rodilla lastimada le mostró el camino de salida. El fútbol despidió a “El último de los dinosaurios”