Postergado el juego en el Armando Maestre, supuso un beneficio para Valledupar. Cuando llegó la luz, Carlos Ramírez continuó en la oscuridad, el zaguero del América en la búsqueda de despejar, estrelló el balón en la espalda de un rival, Carlos Urrego, recibió la cortesía en el balcón del área adversaria, se perfiló y ubicó el balón de zurda cerca del palo derecho; inesperado gol (1’) que hizo que los rojos tuvieran el viento en contra apenas en el amanecer del partido . Los locales supieron tener utilidad de la desesperación del América, por momentos hicieron bajar el “ole” de las tribunas tras largas posesiones, se posicionaron en su propio campo, fueron ásperos en la contención y decididos en la ofensiva. Cuando Ricardo Delgado se lo propuso, burló a sus rivales en forma vertical, camino hacia la puerta rival. Entre tanto, en la otra puerta, David Ferreira tuvo más sutileza que fortaleza tras dos mano a manos con el arquero William Buenaños , el primero, tras una pase de Camilo Angulo, fue desviado por un adversario cerca de la línea de gol, y luego, le entregó el balón en las manos al arquero local, quien había fallado en un intento de despejar tras un centro de Subero. Y cuando se pensaba que se le apagaría la luz a los vestidos de verde y blanco, fue cuando más iluminados lucieron, Moises Galé se fue expulsado tras una falta cerca al área, en el cobro del tiro libre, Carlos Ramírez dejó el balón en la barrera, Urrego tomó el rebote, aceleró, combinó con un compañero, luego gambeteó a Herner, a Subero, ingresó al área, tiró una diagonal hacia afuera y cruzó un disparo de derecha (43’). Con dos goles en contra, América se fue al camerino y regresó del entretiempo decidido a encapsular a Valledupar que no volvió a tener noticias del golero del América. El técnico Hernán Torres excluyó a Amílcar Henríquez, Ferreira y Subero, e ingresó a Urueña, Mercado y Lasso.