ENTRETENIMIENTO

Daniela Ospina comparte lección que dio a su hija Salomé: “Va en Ferrari y va llorando”

En su participación en el pódcast “Deja el Chou”, la empresaria compartió cómo ha sido su proceso en la maternidad.

Daniela Ospina, modelo.
Daniela Ospina
Paula Fresneda
Comunicadora social y periodista con 10 años de experiencia en medios de comunicación. Comentarista de diferentes disciplinas, amante de los deportes y enfocada en el deporte practicado por mujeres. Fanática del deporte olímpico y paralímpico.
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Daniela Ospina se ha ganado en lugar en la farándula colombiana, no por ser hermana del portero David Ospina o la exesposa de James Rodríguez, sino por su talento, su disciplina, su trabajo como empresaria y, también, su carrera en el voleibol.

Fruto de su matrimonio de siete años con el 10 de la Selección Colombia, la pareja tuvo a Salomé Rodríguez, quien hoy ya es una adolescente (el próximo 29 de mayo cumplirá 12 años), ha mostrado su fanatismo por el baile y, recientemente, contó que heredó la pasión del voleibol gracias a su mamá.

Sin embargo, la crianza es uno de los procesos más retadores para cualquier mujer y así lo evidenció la influenciadora en su reciente aparición en el pódcast “Deja el Chou”, en el que habló largo y tendido de su vida como madre de Salomé y también de Lorenzo, el pequeño cuyo padre es Gabriel Coronel, esposo de la colombiana.

“Va en Ferrari y va llorando”

Además del amor, de su matrimonio actual, de la vida deportiva y de sus negocios, la menor de los Ospina recordó su infancia y habló de cómo su mamá se encargó de tener métodos “poco convencionales” durante su crianza y crecimiento.

Daniela contó que Lucía Ramírez, su madre, usaba la famosa “chancla” como método de disciplina. No obstante, ella no siguió sus pasos y creó sus propios métodos: una crianza respetuosa, basada en límites, importantes, según ella, hoy en día.

“Los hijos merecen respeto, pero los padres también”, aseguró. Como hoy en día Salomé también juega voleibol, Ospina recordó que a los 15 años ella tuvo que ser operada de las dos rodilla y, en parte, fue porque no podía comprar unos tenis adecuados para realizar la práctica de esta disciplina deportiva.

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Sin embargo, se encarga de recordarle a su hija, todos los días, lo afortunada que es. “Como yo le dije a Salo: va en Ferrari y va llorando. Yo no tenía esas comodidades que tienen hoy en día, gracias a Dios. Me tocaba un poco con las uñas, me iba a entrenar y me devolvía caminando”, relató.

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