Más que un triunfo… lo que nos deja Colombia - Alemania

Imposible no emocionarse. Los de Colombia ante Alemania son gritos de gol que nacieron en las calles, en los barrios, en los torneos aficionados, en las canchas de micro, en los sueños de muchas niñas que crecieron sin saber que era posible ser futbolista. Solo querían jugar a la pelota.

Ese espíritu lo impregna todo. La determinación de Colombia en Sídney no es solo un valor emocional, es demostración de la confianza en las condiciones individuales y en las de la compañera, en el plan de partido. Ha costado tanto estar ahí que no se pueden permitir dejar de creer. El gol de Manuela Vanegas es la prueba.

Colombia tuvo la capacidad de gestionar los momentos y retos del partido. Fue un equipo sólido, bien posicionado, pero con intención de hacer daño. Veo mucho eso que Francisco Maturana llamaba intensidad táctica: la manera y cantidad de jugadoras que se involucran en cada jugada. Y qué lindo recordar a Pacho hoy… una vez más ante Alemania.

Linda Caicedo es otro capítulo en esta historia. Una futbolista que enciende radios, televisores y acerca el fútbol a la gente en la era de las redes. Talento puro. Hace parte de una nueva generación y un mundo que ha empezado a cambiar, a abrir los ojos ante una verdad incontestable: no hay espacios en los que las mujeres no puedan brillar.

Imposible no emocionarse con las imágenes de los aficionados en Australia, los miles de mensajes en Twitter, todo un país levantándose a las 4:30 am a apoyar al equipo nacional vestido con los colores de Caño Cristales. Un reconocimiento para todas las mujeres que desde hace décadas juegan fútbol en Colombia. Liliana Zapata, Myriam Guerrero, Natalia Gaitán…

Esta victoria es toda de las jugadoras, pero la luchamos desde muchos lugares. El fútbol no solo les cambia la vida a ellas, transforma la sociedad. Me quedo con la convicción de que Thiago, mi sobrino, será hincha de la Selección sin adjetivos. Esa que nos incluya a todos.

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