La ideologización en política
Algunas personas creen que, por no pensar como ellos, los demás siempre están errados en lo que piensan, dicen, hacen, y además utilizan la ideología para su beneficio.
Las ideologías “no son solamente conjuntos de creencias, sino creencias socialmente compartidas por grupos. Estas creencias son adquiridas, utilizadas y modificadas en situaciones sociales y sobre la base de los intereses sociales de los grupos”, dice Teun A. van Dijk. Debemos tener en cuenta que por el solo hecho de que una tesis sea compartida por grupos, eso no quiere decir que se está pensando acertadamente, lo que muestra es una simple coincidencia o similitud en las visiones sobre x o y tema.
Ahora, no todas las creencias son ciertas, porque son un conjunto de pensamientos, ideas u opiniones defendidas por grupos, pero no necesariamente son apegadas a la realidad. Terry Eagleton señala que “un cuerpo de creencias puede ser falso, pero racional. En el sentido de internamente coherente, congruente con la evidencia disponible y sostenido por razones aparentemente plausibles. El hecho de que una ideología no sea originalmente una cuestión racional no nos autoriza a identificarla con algo simplemente irracional”, y en ese punto es donde entran algunos políticos. Ya que son muy buenos ajustando sus planes políticos a esas ideologías, además son muy hábiles escogiendo a esos grupos porque lo único que se necesita es lograr encajar su retórica ahí, y con eso ya tienen la mitad del trabajo hecho. Además, son muy diestros utilizando a los jóvenes, quienes a su corta edad tienden a ser románticos sobre la vida; y los políticos para lograr que los jóvenes se identifiquen con su proyecto, simplemente leen su forma de pensar.
Desafortunadamente cuando los jóvenes se dan cuenta que el político al que seguían no es lo que pensaban, ya es demasiado tarde, porque lo descubren después de llevarlo al poder, pero no es ignorancia, son las emociones, es decir, aquello que muchas veces no podemos controlar y nos mueven hacía un lugar u otro. Según Norberto Bobbio, hay seis ideologías que surgieron entre los siglos XIX y XX, de esas tres son clásicas y tres románticas: el conservadurismo, el liberalismo, y el socialismo científico y las románticas serían el anarco-libertarismo, el fascismo (y el radicalismo de derechas) y el tradicionalismo. Bobbio, después de analizar esas seis ideologías, llega a la conclusión que “son de derechas dos ideologías románticas el tradicionalismo y el fascismo y una clásica, el conservadurismo; son de izquierdas una romántica, el anarco-libertarismo y una clásica, el socialismo científico; mientras que la restante clásica, el liberalismo, es de derechas y de izquierdas, según los contextos”.
Van Dijk también menciona aquellas diferencias que se pueden presentar dentro de una misma ideología a través de los años y debido al contexto. Habla de que las identidades de los grupos sociales tienden a cambiar, mientras que los principios básicos (ideológicos) pueden permanecer casi idénticos por un periodo largo de tiempo, “las representaciones sociales más específicas, como las actitudes, pueden adaptarse estratégicamente al cambio social y político”. Dicho de otra manera, las ideologías mantienen su estructura, pero se acomodan a través de los años, según el contexto político.
Infortunadamente muchos políticos han hecho de la ideología un arma muy efectiva para convencer a incautos y lograr por ese medio llegar al poder político, atentando contra la democracia y generando una polarización exacerbada.