El circo romano
En la antigua Roma era parte de la estrategia política mantener al pueblo entretenido y distraído con los juegos para alejarlos de la realidad.
La película Gladiador del año 2000, retrató muy bien lo que era la política en la antigua Roma, donde los emperadores utilizaban los juegos como estrategia para que las personas ignoraran los temas políticos, económicos, y mantuvieran en la burbuja de la diversión. Llama la atención que Petro vaya a hacer un concierto gratuito en un año donde se tomarán las decisiones más importantes para las elecciones legislativas y presidenciales de 2026, y en un momento difícil para la economía del país, pues según el mismo Gobierno Nacional, la plata escasea, lo cual nos lleva a unos meses de austeridad, pero parece que ese concierto no va a contar con el artista puertorriqueño Residente, porque en un comunicado oficial canceló su presentación en Bogotá: “No teníamos mucho conocimiento del evento, más allá de que un canal de televisión lo estaba invitando a tocar en la Plaza de Bolívar en dicha ciudad. En lugar de utilizar el dinero en un evento como este, sentimos que es mucho más productivo utilizarlo para apoyar a los artistas colombianos y su cultura local”. Una decisión para aplaudir porque es cierto que no es el mejor momento para tal gasto y como lo dice Residente, es mejor utilizar ese dinero para ayudar al arte colombiano, que tanta falta le hace.
Volviendo a la película Gladiador, en uno de los diálogos del senador Graco con uno de sus colegas sobre la estrategia del César para distraer a la gente, dice: “Roma es la plebe, hará magia para ellos y los distraerá, les quitará la libertad y seguirán aplaudiéndolo, el poderoso latir de Roma no está en el mármol del Senado, está en la arena del coliseo, les traerá la muerte y lo amarán por eso”. Ese diálogo es muy interesante porque nos describe una situación muy actual, no solo en Colombia, sino en diferentes países del mundo. Vimos hace unos meses la decisión que tomó Nicolás Maduro de adelantar la Navidad en Venezuela, con el firme propósito de poner a los hermanos venezolanos a pensar en esa época que para muchas personas es de paz y tranquilidad, y donde a la gente poco le importa lo que pase en el país, y todo con la intención de evitar protestas y críticas por no haber reconocido el triunfo de Edmundo González.
La política de nuestro país no está muy lejos de lo que dice el senador Graco, ya que en Colombia estamos pasando por un momento muy difícil, debido al recrudecimiento de la violencia en varias zonas del país y la pérdida de confianza en el gobierno de Petro. Pero Gladiador no le da en los tobillos a la gran producción colombiana llamada Consejo de Ministros. Fue una gran cinta transmitida en vivo y en directo y totalmente improvisada. Se pudo ver en televisión abierta, llena de particularidades y con tal calidad que cualquier productor de Netflix la hubiera comprado para entretener a la “plebe”, ya que tuvo todos los elementos para no pararse de la silla. Una introducción larga y llena de realismo mágico, donde Bolívar, Santander, Aureliano Buendía y Cien años de soledad definieron la línea discursiva. Un momento que nos llevaba para un lado y para otro y finalmente no llegábamos a ninguno, el cual fue el mejor momento para iniciar con las palomitas de maíz; un conflicto principal con una protagonista de muchos quilates como la vicepresidenta, Francia Márquez, que despertó a los espectadores en un momento de adormecimiento, una intervención casi en llanto de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y una declaración de amor a cargo del escritor y director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, y otros momentos muy entretenidos.
Después de ese gran drama merecedor de un Óscar, varias renuncias se dieron una tras otra, debido a dos villanos muy bien interpretados por Laura Sarabia y Armando Benedetti, quienes cerraron con broche de oro ese final, muy al estilo de las tragedias griegas.