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Con la leche al cuello

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Los campesinos se levantan todos los días antes de las cuatro de la mañana a ordeñar sus vacas enfrentando las diferentes adversidades del clima que se presentan en un país tropical como el nuestro, y ahora se le suma la crisis del sector. Es la ruina para muchos de ellos, quienes solo ven dinero de la producción de sus animales y como hace unos meses debido al verano, deberán empezar a vender su ganado por lo que les den. El problema es quién va a querer comprar una vaca lechera en esta coyuntura donde tenerla es un encarte y no una posibilidad de ingresos.

Los ganaderos llevan aproximadamente 6 meses saltando matones debido, primero, a los estragos generados por el fenómeno de El Niño y las heladas, que los obligó a comprar cientos de toneladas de alimento para los animales, porque el pasto no crecía debido a la falta de agua. Segundo, un error en las previsiones hechas por la industria lechera, el cual hizo que almacenaran más leche de la que podían vender, consecuencia del verano, ya que pensaron que iba a ser más largo y fuerte y se les fue la mano en stock. Otra, es la baja en el consumo que lleva más de dos años, la competencia con “leches” vegetales, una tendencia que va en aumento; la crisis económica del país y la intolerancia a la lactosa, la cual lleva a muchas personas a evitar la leche de vaca.

Una grave situación que cada día arrincona más a los campesinos, quienes son los más afectados, y los lleva a buscar la informalidad para no perder la producción diaria. Todo empeoró el pasado 17 de junio con la decisión de Alpina y Alquería, industrias procesadoras líderes en el país, de reducir la compra de leche. Esta decisión lleva al productor a una situación crítica debido a la cantidad de campesinos que viven de la leche principalmente en departamentos como Cundinamarca, Antioquia, Boyacá, Caldas, Cauca, Nariño, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca. Alpina y Alquería ya pusieron límite al número de litros que reciben por cada productor y el excedente se lo dejan al campesino, quien debe pensar qué hacer para no perder ese alimento.

La Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac), en un comunicado, hace un llamado a una mejor articulación de la cadena procurando frenar el impacto negativo para ese sector específicamente para las más de 320,000 familias que generan sus ingresos a partir de la producción de leche en el campo colombiano. Por su lado, la Asociación Colombiana de Procesadores de la Leche (Asoleche) envió el 17 de junio una carta a la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, donde alertaba sobre la situación del sector lácteo y pedían acciones urgentes para mitigar la crisis del sector. El 6 de marzo, José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) ya alertaba sobre la crisis del sector lechero, en una carta enviada a la ministra de Agricultura donde le explicaba todo el panorama y los factores que llevaron a la difícil situación.

Los campesinos se sienten solos frente a todas estas dificultades que se han presentado este año y claman por ayuda del Gobierno nacional. Solo les queda levantarse a la misma hora a ordeñar sus vacas, pero sin saber si en cualquier momento les dejan la leche en la puerta de la finca y no la compran más.

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