Ni Netzer ni Breitner lograron llegar al corazón de los madridistas pero si un Uli Stielike fue un hallazgo de Bernabéu, que lo contrató en 1977.
PorTomás Roncero
Ni Netzer ni Breitner lograron llegar al corazón de los madridistas pero si un Uli Stielike fue un hallazgo de Bernabéu, que lo contrató en 1977.