Miguel Ángel Russo recordado por una hincha de Santa Fe
El técnico de Boca Juniors se fue dejando una marca que va mucho más allá de un color o una rivalidad deportiva.

Miguel Ángel Russo me hizo vivir una de las tardes más tristes de mi vida como hincha de Independiente Santa Fe. El 17 de diciembre de 2017, Bogotá vivió una fiesta gracias a sus equipos más grandes. Nada era más importante que el juego de vuelta que se jugó en el estadio El Campín en la tarde de aquel día.
Santa Fe era local y el rojo se tomó la ciudad. La ilusión era grande, la posibilidad de ganarle a tu rival de siempre, a tu rival de la vida, no se daba todos los días. Y Millonarios no la dejó pasar. El equipo azul fue el que celebró. Sí, nos celebró en la cara. Fue doloroso.
Pero más allá de su título y de lo que representaba para sus hinchas, una intrahistoria movió las fibras más íntimas de todo el fútbol colombiano. Un relato que traspasó fronteras y que conmovió a ese color rojo que sufría por la derrota.
El técnico de Millonarios estaba luchando contra un cáncer de próstata que lo alejó de muchos de los entrenamientos y partidos de su equipo. Pero no de ese. En ese, el hombre con varios kilos menos, débil y frágil, se sentó en el banco de suplentes a dirigir a sus muchachos.
¡Gracias Eternas Miguel! 🙌💙♾️ ¡Leyenda y campeón! pic.twitter.com/nDBC3AydWw
— Millonarios FC (@MillosFCoficial) October 8, 2025
Ese ejemplo no fue en vano. La prueba más grande de esto es que hoy, 8 de octubre de 2025, Miguel Ángel falleció, y su partida no hizo más que confirmar ese legado del entrenador argentino para los que ese día estábamos en el otro bando sufriendo por fútbol.
Hoy también sufrimos. Russo no solo dejó una huella deportiva y futbolística sino también una emocional, emotiva, sensible. Algo que queda en el corazón. Algo que va mucho más allá. Algo que no se olvida: su capacidad de mostrarse humano y vulnerable ante la presión de lo que vivía.
Siempre sincero y honesto en la verdad de su situación. Y desde la debilidad de su líder, los jugadores estuvieron a la altura de lo que el corazón exigía. Esa fuerza inexplicable se convirtió en goles y en el título más importante de su historia.
Hoy todos sufrimos. Rojos y azules. Miguel Russo nos hace vivir otra tarde triste. Sus últimos días con Boca Juniors, transmitiendo su pasión hasta el último suspiro, nos recordaron lo que pasó con Millonarios. Imposible olvidar a Russo y su historia. Imposible olvidar que “todo se cura con amor”.
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Como hincha de Santa Fe, me da gusto haber perdido ante alguien como Russo. Porque en medio de la derrota nos enseñó que en el juego de la vida, sí, debemos levantarnos cuando caemos, pero también que, cuando nos toque irnos, debemos dejar una marca inolvidable.
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