Mayer Candelo: “Los técnicos colombianos no existimos aquí, le damos más valor al de afuera”
El entrenador habló con AS Colombia, se refirió a su carrera como jugador, la Selección y el poco protagonismo que tienen los técnicos del país.
“Soy un afortunado de Dios que me dio el talento para jugar fútbol”. Mayer Candelo es sin duda uno de los grandes futbolistas que ha pasado por el fútbol profesional colombiano. El exjugador habló en exclusiva con AS Colombia, donde recordó sus inicios en el fútbol, sus mejores momentos como jugador profesional en 23 años de trayectoria, su amor por el Deportivo Cali, su gran paso por Millonarios y además se refirió a las pocas oportunidades que tienen los entrenadores colombianos en el país.
El estratega de 47 años comenzó hablando acerca de sus primeros inicios en el fútbol y cómo llegó al el Deportivo Cali. “Eso nace y uno va ayudando a lo que Dios le dio, a encaminarse, pero los amigos, la gente que le gusta el fútbol me decía que fuera a la escuela y me fui dejando llevar y así llegué a los 7 años a Cali a las canchas Panamericanas. He vestido esa camisa con amor y orgullo y cumplí el sueño de debutar, ser campeón y jugar en la institución, lo único es que perdimos la Libertadores en el 99″.
Mayer, siempre contó con una gran destreza con el balón y así lo demostró desde muy pequeño, dejando una huella imborrable en el equipo verde. “Soy un afortunado de Dios que me dio el talento para jugar fútbol y eso hace que hoy cuando paso por un estadio o por una ciudad la gente te reconozca, te quiera, te admire y que te vean el don y más en esta ciudad que jugué en el Deportivo Cali y pude ganar títulos como un hincha más que soy. Porque solo lloraba en los momentos en los que era hincha cuando era niño e iba al estadio y saber que cumpliste un sueño de pasar de hincha a ser jugador y campeón, además de que el talento que tengo que me dio Dios, fue lo que me hizo que todo el mundo me quisiera, soy un afortunado”.
“No había nacido y ya era hincha del Deportivo Cali”
¿Esa vena artística que tenía jugando al fútbol, la sacó del algún ADN familiar?: (Risas) “No, ni con tierra jugaron. Eso solo me tocó a mí, mis hermanos no juegan, mi papá si jugó, pero era muy regular. Yo fui como el bendecido de la familia Candelo, Dios me dio ese don y talento y eso hizo que pudiera hoy ser reconocido y que la gente me quiera”.
Hincha toda la vida del Cali: Sí eso sí. No había nacido y ya era hincha, pero porque todos en mi casa eran hinchas del Cali. Solo el que dañó la sangre fui yo por mis hijas, porque la mayor es hincha del Cali, pero la menor es hincha de Millos. Ella sí, pero me siento orgulloso porque no soy hincha, pero es el equipo que amo, que me dio todo, algo maravillosos y que no le cambie nadie ese sentimiento y tampoco quiero que la cambien. Que ame a su Millos”.
¿Quién lo forma del niño al hombre?: “Fui muy afortunado, en ese tiempo sí se formaba. A mis 7, 8 y 9 años me tocó el profe Iván Restrepo que es del barrio mío que, sin tener canchas, porque yo crecí en el barrio, me llevó y me incitaba para ir a las divisiones menores luego él se volvió el papá mío en las divisiones menores. Luego el profe Ricardo Martínez, me toleró, me cuido mis niñadas, mis locuras y gaminerías y se esforzaba para que entrenara y me impulsaba para mejorar el talento y es de las personas que más quiero y recuerdo”.
Los comienzos de Mayer Candelo como profesional
El 14 de febrero de 1996 Mayer hizo su debut profesional en el fútbol colombiano con la camiseta del Deportivo Cali, sin embargo, tuvo que esperar y ganarse un lugar antes de ser la gran figura que fue en la escuadra vallecaucana. Tras mostrar todo su talento en la Primera B con el Pasto, Candelo regresó y vivió uno de los momentos más importantes del equipo, como fue el subcampeonato de la Copa Libertadores de 1999.
Usted llega muy joven, pero luego lo ceden ¿Por qué se dio esta decisión?: “A mí me cedieron fácil, porque llegó un tal Carlos ‘El Pibe’ Valderrama, el ídolo volvió porque el Cali había sido campeón en el 96 y yo apenas tenía de a 5 a 10 minutos que el Pecoso me daba la oportunidad, él fue el que me dio la oportunidad de debutar, él es el técnico que más amaré, sin él no hubiera podido jugar fútbol. Pero en el 97 llegó El Pibe a jugar la Libertadores y uno de niño pues, hágase a un lado, y me mandaron a seguir ganando minutos e hicimos una gran campaña en la B, me tocó encontrarme con unos veteranos como el Checho, Ambuila, que eran de ahí del Cali. Fui allá y tuve una gran campaña, después tuve un gran Suramericano con Selección y regresé”.
Fueron tres temporadas muy buenas con esa clausura de final de Copa Libertadores ¿Qué recuerda?: “Esa es una época re bonita del 98 al 2000, donde teníamos un equipazo con Arley, Bonilla, Yepes, Bedoya, Mosquera, Zapata, Dudamel, Pelusa Pérez. Fuimos campeones de Liga, luego la Libertadores a un nivel alto, nos la creímos, confiamos en el talento y llegamos a esa final ante Palmeiras que no fue por lo futbolístico, en 180 minutos fuimos al mismo nivel siendo ellos un equipo de puros mundialistas y esa serie de penales nos traicionó como a casi todos los colombianos que casi nunca ganamos a penales”.
¿Qué se siente perder una final de Libertadores?: “Eso es algo que hasta hoy yo lo lloró y lo vivo y lo siento. A veces veo los partidos o videos que salen, pero cuando lo hago me acuerdo es de la habitación. Estaba con Zapata, siempre dormí con él y apagamos la luz y llorábamos con la luz apagada y nos hablábamos. Yo le decía ‘¿por qué no ganamos nada los colombianos?’. De verdad no tenemos una bendición de ganar una Libertadores como país, como equipo, queríamos dejarlo sellado por siempre a nuestra institución. Eso era lo que más anhelábamos, tener ese trofeo grandioso que todos quieren. Solo llorábamos y deseábamos que amaneciera para largarnos de Brasil, llegar a casa, yo decía, ‘ya que se acabe todo y no volver a saber nada de este momento’. Que no se puede porque la Libertadores todavía se juega”.
¿Cómo se la llevaba con Cheché Hernández?: “Tenemos una fortuna de que Cheché era de divisiones menores. Él llega de Millonarios de ser el asistente del profe Pinto, el conoció nuestra crianza, nuestra niñez, a pesar de que era de la categoría más grande, pero todos pasamos por las manos de ellos. Fuimos bendecidos porque él conocía las entrañas del club y era simple para trabajar y con él pudimos conseguir todos estos logros”.
De esta generación de los 25 a los 50 años, el recuerdo de la mejor generación del Cali fue esa... “Yo digo que la mejor generación fue la nuestra. No pudimos ver lo que nuestros papás o abuelos nos cuentan de la época de Arboleda, de Umaña. La de nosotros fue la del Binomio de Oro del Pibe y Redín y luego seguimos nosotros. Éramos niños, pero nos tocó estar al lado de Estrada, Guigo Mafla, Pareja y que fue el torneo que ganamos en el 96 después de 24 años. A pesar de eso, el de nosotros era un equipo mágico, el del 98 y 99 donde Bonilla, que era parte del 96, siguió en el equipo y era nuestro goleador, era sensacional, Arley Betancur, eran jóvenes, pero ya con experiencia y creo también, en lo que alcancé a ver, que no va a volver a salir una como la de nosotros”.
Y es algo que yo digo porque nosotros éramos hinchas, todos. Veníamos de divisiones menores y teníamos el sentido de pertenencia y es que hoy se gana plata muy fácil, pero en ese momento no se pensaba tanto en dinero, teníamos que jugar mucho para conseguir algo y nuestros sueldos no eran como los de ahora. Era el auxilio de transporte o si mucho un millón, lo hacías por el amor propio que de pronto no hay hoy”.
“Yo tenía todo arreglado para venir a jugar a Nacional cuando estaba en Perú”
Usted da su primer paso a Argentina ¿Cómo le fue en Vélez?: “Yo nunca quise irme. Era feliz en mi casa, era dichoso con lo que había. Pensé que no había nada mejor y me encuentro con una institución maravillosa donde me trataron de lo mejor y su infraestructura era mejor que la del Cali, me enamoré y desafortunadamente lo amé mucho al maestro Tabares. Mi entrenador era Falcioni, cuando llegué me estaba esperando y me dijo que él me pidió, y eso que él siempre fue de América, pero me dijo que el talento hizo que me comprara y me pidió para aportar a Vélez y así fue, me ponía, pero no nos fue muy bien y le tocó salir. Vino Tabares y lo amé porque desde el primer día que llegó me dijo, ‘Colocho amo mucho a tu país, tu ciudad, pero no me gustan los volantes 10, si quieres entrena y trabaja o busca otra oportunidad’. Me dijo, ‘si quieres te pongo de carrilero’, pero uno era un niño o un joven más rebelde, más lleno de cosas y dije, ‘prefiero irme a buscar otras oportunidades’ y no estuve mucho en Vélez teniendo un contrato de cinco años. Pero me enamoró fue su honestidad que fue el primer día, no me mintió. Me dijo, ‘trabaja por correr y luchar con dos líneas de cuatro’. Duré seis meses más viendo si podía, pero se hacía difícil, yo bien lento, enano, no me daba y busqué otra oportunidad y dije, ‘el día que sea técnico, quiero tener esa misma honestidad con mis jugadores’ y todo el tiempo que he jugado eso me marcó mucho”.
Usted está con Gareca y se va al tiempo con Gareca: “Mi entrenador era el Cenizo Nunes, luego llega Gareca y me salió una propuesta de Colombia buenísima y dije, ‘vuelvo a mi casa’ y ahí llega Reinoso. No me vine a Colombia igual, me quedé en Perú en el Aurich porque el dinero que ofrecieron te hacía que tenías que irte, aunque ya había hablado con Nacional. Todo estaba muy bonito, solo era bajarme del avión, pero me llamaron los del Aurich porque tenía una deuda en Universitario y Aurich la arregló porque Nacional no le iba a pagar lo que me debía y el Aurich sí se encargó. Firmé el contrato y me tocó devolverme”.
¿De ese pasó por el exterior en donde se sintió mejor?: “Aprendí mucho de todas las culturas, de todos los momentos, de cómo se vive el fútbol en Argentina, de la cultura de Chile, que luego hice una locura que fue botar el penal de la final, de lo que viví en Universitario. Me dejó fue enseñanzas grandísimas. En Universitario fue en donde más jugué, en donde más figuré, en donde me fue mejor. Estaba muy feliz en Chile, pero me tocó irme fue porque me sacaron. Yo quería estar en la U de Chile, pero uno de mis papás en el fútbol dirigió Universitario y me cobró lo que me dio de niño ahora de viejo. Me dijo, ‘venga y me salva y me ayuda’, que fue el Cenizo Nunes. Me tocó decirle a la U. de Chile muchas gracias y me fui a Perú”.
¿Cómo fue lo del penal?: “Digo locura porque lo boté. Pero ese es mi estilo, no me arrepiento de nada. No me siento mal. Me dolió fue no poder dar la alegría a los hinchas, pero si es por recriminarme algo no lo haré porque así es como cobré en todo lado. Era el dolor de que no pude aportar para esa alegría que se merecía un equipo como Universidad de Chile ante el histórico rival”.
Mayer y su paso Selección Colombia
¿Qué recuerda de la Selección Colombia?: “No estuve en Copa América, eso me dolió. En todos los procesos de Selección me tocó. Yo soy de la vergüenza del Preolímpico del 9-0. Éramos sensacionales en el Preolímpico. Uno no entiende, podemos decir y sacar excusas, que pueden ser válidas. Veníamos de meterle 6 a Chile con una pascuala incluida, esos manes ya habían ido a la de Mayores, y nos dijeron, ‘cuando jueguen con Brasil, traigan su cocinero, traigan todo lo de ustedes porque aquí es jodido’. A pesar de que tenían a Ronaldinho, Alex, Athirson, que había estado en la Juventus y tenía 25 goles en Flamengo. Era una locura y no le iba bien. Jugábamos siempre antes de Brasil y el estadio nos aplaudía. Nos la creímos y ese día no podíamos alzar las piernas. El cuerpo no respondía, pero no porque estuviéramos estallados, no, teníamos mentalidad fuerte. Íbamos a ir a los Olímpicos y nos sentíamos bien, ganábamos. Sabíamos que íbamos a ganar, tenían en contra a su misma hinchada y su nivel no era bueno. Pero el profe Javier cambió todo el equipo, yo había sido titular y jugué y decíamos, ‘pero qué es esto, después de ser el mejor equipo’. No era por temor. No teníamos miedo, nos sentíamos fuertes”.
“De hecho, íbamos en el bus y el profe me regañaba por joder mucho. ‘gol de Colombia, Colombia 1-8 Brasil′, yo decía y el profe, ‘cállate deja de decir esas locuras’, era todo alegría. Pero entramos a la cancha y no pasamos de la mitad. Uno puede sacar una excusa y nos dijeron antes, ‘traigan su cocinero porque Brasil hace cosas muy feas’. Digamos que nos ganaron por no hacer caso”.
¿Y su mejor recuerdo de la Selección?: “Para mí todo es bonito. No todos los entrenadores me amaban para llevarme a todos los partidos. Disfruté la Copa de Oro, el Tino era lo máximo, su personalidad, su forma de ser, ese es otro niño viejo, todo era alegría con él, todo era bonito. Fuimos a Universal Studios, él se compró una cámara y nos mojó a todos. Disfrutábamos todo, llegamos a la final. Las eliminatorias, el saber que estás en tu Selección”.
¿Qué camiseta tiene guardada?: “Yo nunca fui de guardar. Fui más de regalar y a quienes he regalado las tienen. Nunca le di ese valor en el momento y hoy quisiera tenerlas porque como fui desprendido de todo. Para mí era fácil tenerlas, pero para el otro era imposible. A veces la 17 del Cali digo, ‘uy, dónde estará’. Hay gente que me dice, ‘hace 20 años me regalaste la del Cali’ y la cuidan y se la ponen los hijos y se ve que la han querido, gente que tiene de cuando jugué en América, en Chile, en Perú, en la Selección y yo digo, ‘por qué no guardé alguna’. Me da alegría que los que las tienen la han valorado y se las ponen el día especial. Me da esa felicidad saber que las regalé bien”.
América, Cortuluá y Nacional
Regreso a Colombia al América: “Esa historia no la puedo contar. Esa historia es bonita. Con un compañero habíamos hecho una promesa, nunca íbamos a jugar en América de Cali, por lo que decíamos, éramos hinchas, nacíamos aquí, era nuestra rivalidad, una rivalidad sana, no como hoy que hay mucha violencia y se quieren salir a matar. Nuestra rivalidad deportiva, era que yo lo mataba, pero era ganándole, esa era lo único y después sentía satisfacción y felicidad, pero después me sentaba con el de América a comer a almorzar, a tomarme algo, porque eso era lo bonito, era la rivalidad en la cancha, pero al final siempre hubo hermandad y que al final nos encontrábamos en otros equipos, por ejemplo, el Tigre jugaba en América y éramos hermanos en Vélez, Julián Téllez jugaba en América, pero éramos amigos en Vélez. Entonces la historia en América no la puedo contar, dejémoslo así. Jugué el primer torneo que fue con el profe Jaime de la Pava de los tres que ganó, yo llegué hasta diciembre, ya iban a empezar las finales y ahí ya no estaban”.
¿Le quedó la espinita de jugar en Nacional?: “No. No porque después llegué al más grande que fue Millonarios y tenía una revancha que cumplir también, de pronto en Nacional no la hubiera tenido de quitarme esa revancha que tenía marcada en la mente desde que me fui y volví y hoy soy feliz de cumplir lo que quería con Millonarios y de que hay un sentimiento mutuo entre ellos y yo y me quedó mi hija”.
Relación especial con Cortuluá: “Yo le agradezco mucho a ‘Nachito’, a su hijo Óscar, porque desde que estaba el profe Reinaldo dirigiendo a Cortuluá siempre quisieron llevarme y el Cali nunca me prestó. Entonces nunca pude en mis inicios jugar en Cortuluá, yo siempre que me encontraba a Nacho le decía ‘llévame pues a Tuluá, llévame a tu equipo. Ya después con el tiempo fue que pude con más experiencia, ya había jugado en todo lado, no llegué muy mayor a Tuluá tampoco, jugué la Copa Libertadores con ellos, que nunca la habían tenido y que ellos se habían ganado ese derecho con el profe Quintabani, porque habían hecho un torneo extraordinario y nos tocó disfrutar esa Copa que nos tocó jugar en Pereira”.
Cortuluá, el equipo que también ama Mayer: “Tuve muchas etapas, es el equipo que también amo mucho porque me brindó muchas oportunidades, empezando es el único que se arriesgó que me dio la oportunidad como entrenador, es el primer equipo profesional que yo dirigí, me duele mucho no haber podido lograr el ascenso, porque jugamos las dos finales del año, el primer torneo lo perdimos con Pereira en penales y en Tunja lo perdimos por 1-0 y ese es el único dolor que tengo con Cortuluá de que no pudimos conseguir ese ascenso; pero de resto solo agradecidos, amamos mucho a ese corazón del Valle, ese equipo que nos dio muchas alegrías y nos dio muchas oportunidades en todo y que lo llevamos en el corazón. Ahora cambiaron de sede, pero no deja de ser el Cortuluá que todos conocemos y que todos los días le hacemos fuerza porque es el representativo de nosotros en la B, siempre que sube lo queremos mantenerlo junto a América y Cali, que estén los tres equipos arriba del Valle en la profesional, ojalá que ganen para que puedan volver a la A”.
Millonarios, el mar azul de Mayer
¿Cómo fue su regreso a Millonarios?: “La primera etapa en Millonarios fue extraordinaria, jugando al fútbol. Creo que jugué más fútbol que cuando volví, pero deportivamente, los problemas míos no fueron por fútbol. En ese momento Millonarios estaba económicamente muy mal y nosotros veníamos muy bien. Yo venía de Argentina, ganaba muy bien allá, ya había pasado por América, ya uno no iba a padecer por la parte económica, uno estaba buscando la manera de jugar y por la gloria. ¿Por qué yo quiero tanto a Millonarios? Porque es que mi color preferido es el azul, en la ropa, en todo, por eso siempre que lo enfrenté quería ganarle a ese azul, porque en ese tiempo tenían ropa bonita y decía que quería ganarle. Siempre que íbamos con el Cali les ganábamos en Bogotá a un equipazo que era Jhon Mario Ramírez, Niño, Burguez, Bonner, porque ellos tenían un equipazo y que eran partidos geniales, entonces uno ganar en la capital era lo máximo”.
De América a Millonarios: “Cuando yo llego a Millonarios yo vengo de América, entonces yo venía con la rabia de que en América habían pasado miles de cosas, por eso no quiero hablar de la historia de América porque la historia no es como se habla y tampoco dejaron que fuera una buena historia, que se pudiera jugar, entonces tuve muchas contras cuando estuve allí y no dejaban que las cosas se dieran bien para uno poder jugar ahí. Llegué a Millonarios y dije que esta sería una bonita oportunidad, es un gigante del país, vamos a romperla, vamos a vestir de azul que es mi color preferido, y jugando al fútbol a pesar de que no nos iba tan bien yo jugué bien allí, teníamos equipazos, Arley Betancourt, Hugo Foronda, Héctor Burguez, teníamos unos equipazos, pero no le ganábamos a nadie. Esa historia la vivo, así como lo que vivimos hoy con el Cali, nos pasaba lo mismo, podíamos tener el equipazo que tuviéramos, pero no le ganábamos a nadie, perdíamos partidos que uno podía creer, pero es como el contexto de todo generalizado, lo administrativo, lo deportivo, el hincha, todo se une como esa masa negativa que se está viviendo y que no deja que nada fluya, por mucho que tuviéramos buenos jugadores”.
¿Mayer pisó la camiseta de Millonarios?: “A pesar de todo eso, a mí me lo reconocía el hincha y me quería mucho, me aplaudían siempre, cantaban y todo eso. Ya dos personas del medio, del periodismo, dijeron que Mayer pisó la camisa, que Mayer la escupió porque tuve un altercado con un hincha. Sí, un hincha se arrimó a la malla que en ese tiempo tenía El Campín y cuando voy bajando las gradas me escupió y fuera de eso me dice ‘provinciano ladrón’, entonces yo me devolví y le dije ‘ladrón de que, si ni nos pagan, siete meses sin que nos paguen y jugamos por amor aquí’, porque en ese tiempo llevábamos siete meses sin que nos pagaran, entonces volvió y me escupió y tenía la cara en la malla, entonces cuando me volvió a escupir le pegue a la malla y se la deje pegada en la cara. Cuando después de bajar la grada comenzó la polémica de que pisé la camiseta, que se la tiré al hincha y eso nunca pasó, cuando a las 7 de la mañana Céspedes me pasa la carta que me echaron, a las 7 de la mañana del lunes porque eso fue un domingo. Entonces yo me fui con mi dolor porque me están culpando de algo que no pasó y que todo el mundo te está maltratando por cosas que no hiciste nunca”.
Richard Páez, clave para la vuelta de Mayer: “Después me encuentro al profe Richard Páez en lo clásicos Universitario – Alianza Lima, en uno de estos me dice ‘voy para Millos ¿no te gustaría ir conmigo?’ y entonces yo le dije ‘usted no más llame, no me tienen que pagar nada, esta es la oportunidad que estaba esperando’. Eso fue en el 2010 cuando estaba en Universitario, él alcanzó a estar un torneo en Millonarios y al segundo torneo me llama, yo estaba en Juan Aurich, pero yo dije ‘me voy de aquí’, voy por mi pelea, voy a buscar mi revancha que tengo con ellos que fue muy difícil porque fui resistido todo el tiempo, iban a la finca, allá a la autopista con 200 que le llamábamos la finca, se metían 200, 300 hinchas a insultar, a cantar miles de barbaridades que no aceptaban, no me querían y el profe Richard Páez los encaraba y les decía que respetaran, pero como eso es lo bonito del fútbol, que ese cuadrilátero te da la oportunidad de cambiar”.
“Yo vine a jugar, no me voy a ir, lo que ustedes hacen no me presiona porque a mi me contrató Millonarios y no ustedes”
“Yo un día tuve una oportunidad con ellos y les dije: ‘yo no vengo aquí a enamorarlos a ustedes y a hacer amigos de ustedes, yo vengo aquí a jugar fútbol, solo les voy a decir una cosa con mucho respeto, el que me agreda de aquí para afuera, aquí somos dos hombres y no van a ver a Mayer Candelo, si usted va al estadio y me trata mal y me tira cosas yo me le aguanto, entonces quiero que dejemos bien claro el tema, yo vine a jugar, no me voy a ir, lo que ustedes hacen no me presiona porque a mi me contrató Millonarios y no ustedes’, entonces empezó el romance feo, jugábamos y me trataban mal todos los días, hice el gol de la final en la Copa ante Chicó y medio se acomodaron unos un poquito, no a querer, pero al menos dijo lo que estaba diciendo que lo iba a demostrar en la cancha. Ya ahí en el título con Hernán Torres, hasta hoy que nos amamos ambos mutuamente, fue duro, pero esas lágrimas y ese amargo que se vivieron, hoy ya lo disfruto y todo bonito porque pude conseguir lo que yo quería y mostrar que yo no les veía nada y nunca tiré la camisa de Millonarios. Después de 24 años sin ser campeón y nos tocó esa fortuna a nosotros y siendo el capitán, que era lo más bonito, porque a mí era el que me iba tocar alzar la copa, poder alzar eso con todo el amor del mundo, se hizo, se vivió y que eso ha hecho que tengamos una bonita relación, un sentimiento, no falta el que todavía no te quiera, pero hoy es menos de lo que vivíamos y hoy ya podemos ir a la capital sin problemas”.
¿Cómo se construyó el título de 2012?: “Éramos un equipazo en lo humano, había mucha hermandad, mucha familia, al que le dolía algo le dolía a todos, al que estaba feliz éramos felices todos, aquí nunca hubo diferencias, entonces eso hacía que siempre que íbamos a jugar íbamos con mucho amor entre nosotros, no importa lo que griten, lo que griten lo que pase, vamos a disfrutar, y se fue construyendo eso, cada día nos sentíamos más fuertes con el cuerpo técnico, con los directivos. Teníamos muchos acuerdos, yo era el capitán del equipo y tenía muchos acuerdos con mis compañeros, con los directivos y otros con el cuerpo técnico, entonces yo siempre he dicho que los líderes no somos portadores de malas noticias sino de buenas noticias, yo como cabeza de grupo nunca exponía a mi equipo a la mala vida, solo los sacaba al aire cuando eran para cosas buenas, vaya de la cara, pero cuando era para exponerlos a cosas, yo me exponía con directivos, técnicos, hinchas, lo que fuera, entonces yo siempre les decía ¿Qué quieren? ¿Qué les gusta?, cómo ustedes quieran vivir yo voy y busco la manera que sea así para que seamos felices, pero cumplamos acá, entonces ellos les gustaba ciertas cosas y yo iba y las peleaba allá porque tenía buena relación con todos los directivos. Teníamos un acuerdo de que el grupo no se podía caer nunca, yo era el responsable si el grupo se caía, pero teníamos un acuerdo de que ellos me tenían que responder siempre por la plata del equipo con sueldos, premios, comodidades de hotel, esto para que mis jugadores rindan, entonces ustedes no me pueden faltar y yo no le puedo faltar, con Eduardo Silva, que es un tipo muy inteligente, después llegó el señor Gaitán que era otra maquina de hacer números y de estrategia, empezamos a jugar a eso, a jugar la lotería, me doy, me da, y empezamos a llevar a Millos a lo que gracias a Dios nos salió y que hoy podemos estar en la historia maravillosa de la que nadie nos podrá borrar de allí”.
¿Le hubiera gustado hacer parte de este equipo de Gamero?: “Yo creo que sí porque a uno del gusta el buen fútbol y ahí se juega al buen fútbol, hay buenos jugadores. Al que le tocó esa fortuna fue a Mackalister, nosotros estuvimos con Macka y esa siembra le quedó a él y que gracias a Dios hoy pues nos sentimos muy felices los que queremos a Millonarios, por lo que le ha brindado a Millonarios, además que es hincha, que eso lo entiendo mucho, porque yo soy hincha del Cali y cuando uno sale a representar su color es algo que no tiene precio, uno no tiene como descifrar eso, verlo a él allá como capitán me llena de mucho orgullo y felicidad, a Millos le ha ido muy bien y él ha podido ser histórico ahí, ojalá que cumpla miles de partidos más y que pueda seguir dando alegrías de las que ha venido dando para que pueda tener un retiro maravilloso en este Millonarios”.
“El que nació siendo 10 lo es”
¿Mackalister es un 10?: “Es un talentoso, es un afortunado de que es mágico, entonces lo puedes poner de 10 o de 8, atrás con el volante de marca y te va a solucionar porque el talento le sobra, le brota solo, entonces lo puedes poner al lado del que quieras y va rendir”.
¿Un 10 nace o se hace?: “Ya somos, nos fortalecemos y nos pulimos, pero el que nació siendo 10 lo es, hay otros que nos han querido meter como 10, pero que son acompañantes y que por el talento lo pueden hacer. Quintero lo veo como 10, Jarlan, Guzmán, ellos son jugadores que por su talento lo pueden hacer mucho más fácil como James, les brilla esa magia que tienen, pueden hacer un pase, un gol de tiro libre o de fuera del área, hacer una pared, porque ese talento lo tienen, sacarse a cualquiera, pero que sean como ese 10 neto veo es a Quintero, él siempre está buscando un pase gol, está buscando hacer entrar un balón”.
¿No hay 10 en el FPC?: “En el fútbol colombiano hay muy poquitos, ya no existen creo. Han acabado la posición por buscar más fuerza, más velocidad, más talla. Eso es un error porque aquí lo que podemos buscar es talento y eso está por encima de lo que sea, ya usted en ese talento le potencializa lo que le hace falta, si usted quiere que sea más veloz pues trabájele la velocidad, pero no quites ese talento por buscar el que tiene más fuerza, más talla, más velocidad, cuando tienes menos técnica, menos inteligencia y piensa menos. En mi generación tuvimos grandes 10 como Geovanni Hernández, Neider Morantes, Ómar Pérez, que no es de nosotros, pero se hizo aquí, de ahí viene ligado Macnelly y Jarlan que es de los pocos que quedan, pero en esa época de nosotros había muchos jugadores talentosos”.
“Mackalister era un poco más atrasado, porque con su condición tenía la oportunidad de acompañar el ataque y lo defensivo, entonces se acompañaba del volante de marca o del volante central, vaya acompañe al 10, al frente de ataque y entonces tienen ese talento”.
La despedida de Mayer como jugador profesional
Últimos años de carrera: “En el Huila yo ya estaba retirado, me llamaron y les dije que yo ya me estaba preparando para ser entrenador y les comenté que tenía el viaje a Argentina. La carrera de entrenador la había hecho en 2011 - 2012, pero tenía los permisos de la AFA de todavía no hacer los exámenes porque todavía yo estaba jugando y me tocaron Copa Libertadores, Copa Sudamericana, por lo que no tuve tiempo para poder terminar allí cuando hice la carrera e ir hacer el examen, porque es una semana lo que uno dura en Argentina, siempre estaba en contacto con ellos, cuando ya me llamaron los de Huila, yo ya había tomado la decisión de no jugar más, que me retiraba, entonces yo les dije que si me permitían viajar a Argentina cierta semana les puedo aceptar, porque yo ya me estoy preparando para otro campo”.
“Quiero ir a vivir una experiencia para cuando yo sea el entrenador, ya que de una no te van a dar el City”
“Yo acepté lo del Huila porque nunca me tocó un equipo más pequeño con el respeto que se merecen, si me tocó el más pequeño que fue Cortuluá pero ellos tenían toda la infraestructura, la economía y no te hacen sentir como chico, no te pagan como en otros equipos, pero tienes todo para tus entrenamientos, entonces dije quiero ir a vivir una experiencia para cuando yo sea el entrenador, ya que de una no te van a dar el City, te dan un equipo de mitad de tabla para abajo, entonces me fui a vivir esos meses esta experiencia y a aprender a gestionar un equipo pequeño, viendo que posibilidad hay, que herramientas hay, cómo voy a solucionar cosas, fui y viví eso que fue maravilloso, además me encontré con una sorpresa de que Huila tenía una infraestructura maravillosa que no la tienen ni algunos equipos grandes, tenían tres canchas buenas donde entrenar, una cocina maravillosa, un comedor, todas sus instalaciones en buen estado, entonces tampoco fue que viví lo que según yo me iba a encontrar, en el Huila, que antes de firmar el contrato intenté de que se me mejorara, no por locuras mías o por querer decir que llegué yo, sino que era algo muy natural que en el fútbol tiene que existir, llegó yo, tienen unas instalaciones maravillosas, con una lavandería maravillosa, pero que ninguna funciona, además me dan un maletín con toda la ropa, ni en los grandes me tocó tanta ropa de presentación de concentración o de viajes, cuando me dicen que esa ropa era mía y que la debía lavar, entonces dije que ya estábamos en otra época, el mismo club debe encargarse de eso, así que hablé respetuosamente con el presidente y le dije las cosas con un argumento verdadero, como es un señor inteligente entonces me dio la razón y lo bueno de eso fue que hizo las cosas, entonces armamos lavandería, el restaurante que valiera la pena, y le di cada punto de porqué debía estar eso, fui ayudando a acomodar la casa, sin pasa por encima del entrenador, diciéndole al profe también lo que pasaba, gestionando, además a eso fui a aprender, entonces la pase muy bien en Neiva”.
Mayer Candelo, su historia como entrenador
Primera etapa como entrenador: “Mi última etapa en Cortuluá fue que me insistieron tanto porque yo ya estaba retirado y pensaba que ya estaba muy viejo para jugar en la B, pero al final terminé yendo. Me tocó ser el entrenador siendo jugador, cuando llego estaba el entrenador Álvaro Hernández, quien es todo un caballero en toda la palabra y me dice que le quería que yo estuviera ahí, entonces cuando de un momento a otro dejo de ser el entrenador, yo ya había tenido reuniones con Nacho años atrás y le había expresado mi deseo de ser entrenador en Cortuluá, pero me fui a jugar y había perdido las ganas de ser el entrenador del equipo, pero cuando estábamos terceros el profe se terminó y me dijeron que si quería coger el equipo, yo hablé primer con el profe porque pensarán que yo quise que se fuera, entonces él me dijo que adelante y que me quedara como DT de Cortuluá. Fue fácil porque conocía al equipo, conocía a los jugadores, a la institución, solo cambiamos algunas cosas”.
“En lo deportivo fue duro porque me tocó la Copa en la que el equipo le fue mal y en la liga empatamos en el primer partido, pero siempre hay un aire y en la quinta fecha mejoramos, los jugadores empezaron a creer, el equipo jugaba bien porque el profe Álvaro Hernández lo entrenó bien y yo le agregué lo que a mí me gustaba, como yo conocía al equipo me quedó fácil colocarle la cereza que le faltaba. Para el segundo torneo traje refuerzos que tocaran más el balón y fui uniendo los talentos, metiéndole velocidad por los costados, armando lo que queríamos”.
Llegada al Deportivo Cali: “El problema más grande ahí era lo político. No estoy arrepentido de nada, fue una experiencia maravillosa, me la disfruté, me la goce, la viví bien, nunca me sentí mal, porque como hincha que soy voy dije voy a ayudar a la causa y uno va con la ilusión de ayudar a cambiar esto, de mejorar, uno va con una ilusión, además soy hincha y quiero ayudar a que esto mejore, pero uno no sabe lo que va a encontrar allá, pero no en lo deportivo que es lo que tendría uno que encontrarse, porque el problemas es más profundo, era más administrativo, político, de egos y de orgullo, como todos no me escogieron a mí entré mal de una vez, porque con cinco y dos no me escogieron a mí. Todos estábamos trabajando para el mismo objetivo, pero me vine a encontrar con otras causas diferentes a lo que era deportivamente, a lo que era de verdad se debe trabajar en cualquier lado”.
¿Le dolió lo ocurrido en Tuluá?: “A mí me dio lo mismo porque como todo eso era pagado, fue armado, eso no era una sorpresa, la noche anterior fueron tres hinchas de las barras, tres de los grandes de esas barras, que te quieren por lo que jugaste y fuiste en la institución, me dijeron que le pidiera a Dios que ganen porque ya está todo armado para que pase esto, entonces que te vas a preocupar si ya todo estaba organizado, no es espontaneo y es algo que va a pasar, te da dolor que decimos amar pero si esto es mío por qué lo destruyes”.
¿Regresaría al Cali?: “Claro, esto no se ha acabado aquí, esto a penas empezó y mañana me tocará de nuevo, esperemos que Dios nos brinde esa oportunidad de algún día volver. Si no hay plata que al menos amemos la institución, como me tocó a mí cuando fui jugador, en mi tiempo había mucho dinero, pero amábamos la institución, que sea cualquier situación en las que nos toque volver, pero que sea que todos la amemos y tiremos para el mismo lado. Todos los días trato de prepararme más para cuando vuelva”.
¿En Colombia se valoran a los técnicos colombianos?: “No, no existimos para el medio colombiano, le damos cero valor a lo nuestro, sea bueno, malo o regular, pero al de afuera se le da el valor, la espera y la confianza que necesitamos aquí. El técnico colombiano se necesita que crean en él, necesitamos que empiece desde el dirigente porque el que te contrata es el dirigente, necesitamos que los clubes les crean más a los de su casa, a los de su tierra y le de más la confianza, la espera, la credibilidad para que así tengamos más credibilidad. ¿Cuántos técnicos extranjeros hay en Argentina? afortunado hoy que tenemos a Lucas, hay que creerle más a lo nuestro, yo lo puedo decir con mucho respeto, te puede enseñar más el de acá, porque yo jugué 23 años fútbol profesional, de esos 18 fueron con colombianos y con ellos gané mucho más, sin desmeritar a los extranjeros”.
Su aporte al fútbol colombiano: “Todo lo que vivimos y aprendimos, no es que sepamos mas que los que no jugaron, pero tuvimos esa oportunidad de estar en ese camerino, haber ido a jugar torneos internacionales, haber vivido muchas cosas que de pronto el que no las tiene no las ha sentido, que nosotros podemos expresar por esos 25 años de trayectoria con los miles de entrenadores que nos enseñaron muchas cosas, para así aportarle al fútbol colombiano”.
¿Sigue jugando al fútbol?: “Si todos los días, me rebusco mis partidos siempre, nos encontramos con algunos excompañeros, jugamos algunos torneos de veteranos y a veces nos toca en contra como en el mismo equipo. Aquí está Bonilla, Walter Escobar, Ricard, Valdez, aquí están todos, uno de los que conocen más y a otros menos, pero no se pierde la calidad, hay que mantenerla”.