González y el DIM, ideas frescas y un capítulo inconcluso
El ciclo del técnico paisa terminó antes de lo esperado. Dejó el subcampeonato e ideas nuevas, pero no consolidó la renovación que propuso.
Un poco más de 10 meses duró la aventura de David González como director técnico de Independiente Medellín, al que llegó en una apuesta de los directivos que sorprendió tanto como su salida por el momento de la competencia y las opciones vigentes de avanzar en la Liga I-2023 y en la Copa Libertadores. La credibilidad en el proyecto se diluyó abruptamente.
Pese a que el DT confesó a su llegada que siempre tuvo claro que “este iba a ser mi lugar” y que imprimiría en ADN ganador, el proyecto que inicialmente estaba pensado a tres años terminó antes de cumplirse el primero sin lograr fortalecer la semilla de renovación que quiso instalar en la institución.
Para armar un conjunto valiente y con ideas frescas estuvo acompañado por los asistentes Alexánder Becerra y Christian Morales, con los que trató de aplicar un estilo moderno que fue mutando a medida que avanzó la experiencia en el equipo de sus amores.
En la víspera del juego con Once Caldas, las derrotas ante Atlético Nacional y Deportivo Pereira, ambas por marcador 3-1, precipitaron la salida del estratega que dejó algo de huella en su primera experiencia como DT, pese a los altibajos que afrontó y a las críticas.
En el corto tiempo que duró su era, González alcanzó a dirigir 56 partidos: 45 por Liga, 4 en Copa BetPlay, 7 en Copa Libertadores. Logró un rendimiento del 50 % con 22 victorias, 18 empates y 16 derrotas. En su primer semestre frente al equipo, el timonel lo llevó a la final de Clausura 2022, que perdió por penales con Pereira tras igualar 1-1 y 0-0. También alcanzó la semifinal de la Copa BetPlay y clasificó al Poderoso a la Libertadores, en la que superó dos fases previas ante El Nacional de Ecuador y Magallanes de Chile para instalarse en la fase de grupos, un paso determinante en las finanzas del club y en el éxito deportivo. Actualmente, es tercero en la zona B con 4 puntos.
Un proceso de puntos altos, valentía y líos defensivos
El exarquero de 40 años fue presentado oficialmente el 28 de junio de 2022 como sucesor de Julio Comesaña y 15 días después debutó el banquillo rojo en el partido Tolima-DIM que terminó igualado 1-1 en Ibagué. Desde ese inicio busco construir un equipo ofensivo, propositivo, que fuera la frente y que quisiera tener el balón y recuperarlo rápido cuando no lo tuviera. Por momentos, asomó ese Medellín, en otros se tuvo que adaptar a las situaciones y a los rivales con un libreto práctico, con fútbol directo aprovechando sus lanzadores.
En la primera crisis y mientras se descubría como entrenador, González le dio un giro dramático a su gestión ganando 4-3 un clásico paisa usando por primera vez el doble nueve Cambindo-Pons, con el que logró hilar ocho victorias consecutivas en la Liga, que no solo llevaron a su equipo a los cuadrangulares, en los que dio un golpe de autoridad ante las Águilas de Leonel, sino que también avanzó a la gran final, en la que cayó superado desde la estrategia por Alejandro Restrepo.
Con un estilo propositivo, que sumaba varios hombres al ataque y que le agregó este año juego por las bandas con la llevada de varios extremos, el Poderoso mantuvo su idea, pero por detalles se fue haciendo intermitente. Las lesiones también lo aquejaron, pero los principales líos vinieron por los continuos fallos defensivos y las dificultades para sostener resultados, tanto en la Liga como en la Copa. Recibió goles en los últimos minutos, como le sucedió ante Internacional y el Nacional uruguayo, y ante su rival de patio en la jornada de clásicos.
Pese a que la expresión futbolística mejoraba y el equipo mostraba su versatilidad, jugando por momentos con una defensa impar, como lo hizo ante El Nacional en Quito, tenía momentos de dudas y lagunas, como en el segundo tiempo ante Magallanes y el propio Metropolitanos. Podía tener partidos tan flojos como el que hizo en Tunja ante Boyacá Chicó o el del domingo ante Pereira, una derrota 3-1 que terminó sacando al cuerpo técnico.
Así como tuvo dificultades ante elencos como Envigado y La Equidad, que tienen al Rojo de la Montaña en el puesto 11 con 22 puntos y tres juegos para pelear la clasificación, también protagonizó partidos redondos como las goleadas 3-0 al Deportivo Cali y a Águilas cuando logró asentar la dupla Torres-Alvarado, que dio algo de estabilidad.
Aunque su tren ofensivo fue lo que más destacó, con la calidad de sus jugadores, entre ellos el juvenil Miguel Monsalve, y las interacciones que trabajó en esa búsqueda constante de ventajas, el Medellín de González pagó caro sus devaneos en la estructura defensiva, entre errores conceptuales, bajos niveles y problemas para defender la pelota quieta, además de la falta de concentración en tramos clave de los partidos. Eso le restó fuerza al proyecto y terminó por dejar inconcluso un capítulo que merecía un mejor final.