“Luis Díaz, he’s from Barrancas...”, una leyenda escrita en Anfield
Son más de 6.500 kilómetros desde el lugar de nacimiento de Lucho, hasta el mítico estadio del Liverpool donde se consagra.
“El fútbol pone en contacto con la inocencia del buscador de héroes”, la frase del libro ’Dios es redondo’ de Juan Villoro simplifica lo que todos los colombianos vivimos alrededor de Luis Fernando Díaz Marulanda. Un regreso a la infancia, donde verlo triunfar a sus 28 años y tan lejos del lugar donde creció, ratifican que su hazaña en Anfield lo ponen en el lugar de ídolo para nosotros, los hermanos menores, y ’uchii’ (que significa lo mismo, pero en lengua wayuunaiki) para nuestros hermanos mayores wayuu, donde su bisabuela es la que más los representa.
“Es un jugador natural. Lo amo, lo amo absolutamente”
La supuesta historia de Luis Díaz tiene todos los elementos que cualquier guionista quisiera para armar la película perfecta de superación y lucha. Desnutrición, criado en una ranchería y siendo un indígena wayuu que encontró en la pelota la forma de salir de allí, para convertirse hoy en una estrella mundial del fútbol y un ícono de los Reds, quienes como a pocos ya le tienen un mural en la calle Houlding. Sin embargo, no es esta su verdad, aunque si luchó mucho para llegar a donde está, nunca le faltó la comida en casa y tampoco pasó más necesidades que cualquier otro niño de una región donde casi siempre falta el Estado, pero que con el amor de sus padres tuvo para estudiar en un buen colegio. Tampoco es wayuu, pero tiene raíces que las trae de su bisabuela como se contó en El País, el periódico global.
Lucho, a lo Messi
Superada la fantasía, llegó el momento de entender mejor su realidad. Como Messi, también se sometió a tratamientos médicos, aunque lo de Lucho fue para ganar masa muscular. Su tendencia a ser delgado hizo que necesitara de aminoácidos multivitamínicos que lo ayudaran a desarrollar mejor su fuerza.
Barranquilla FC, Junior, Porto y Liverpool son los clubes por los que ha pasado el jugador de la Selección Colombia, que empezó siendo sparring para hoy ser el máximo goleador del equipo en las actuales Eliminatorias. Con 486 partidos, 349 de titular y 121 goles, la carrera de Lucho se consagra para que don Luis, su padre y doña Cilenis sepan que nunca caminará solo.
Su padre fue su principal mentor e impulsor, con la escuela que tenían en Barrancas y luego cuando lo llevó a la capital del Atlántico para que se presentara al Barranquilla FC y allí con 17 años lo eligieron. Fueron dos años en los que mostró su fútbol para que luego debutara como profesional en Junior, de la mano de Julio Comesaña. De allá se fue como ídolo para llegar a Portugal y empezar a consolidar un sueño con el Porto, donde ganó 5 títulos, disputó 125 partidos, marcó 41 goles y dio 15 asistencias.
De Barranquilla a Europa, la leyenda consuma el sueño
En un país con una discreta o casi que nula cultura futbolera, los jugadores como Lucho son “un oasis en medio de un desierto”. Gambetas, destreza para definir (hasta de forma acrobática), cambios de ritmo, felicidad de niño y esa emoción que generan sus jugadas para que luego sean repetidas como un gif una y otra vez (como lo que hizo alguna vez ante el City de Guardiola). Hacen que como dijo Eduardo Galeano en su libro ’Fútbol a Sol y Sombra‘, seamos “más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios...“.
El futbolista colombiano tiene más talento que mentalidad y cuando un jugador de esta clase (que pasa a ser de los no terrenales) logra hacer historia, muchas veces ponemos en discusión algo innecesario. Como le pasó a Lucho esta temporada donde fue la mejor en rendimiento, pero igual en sus momentos de bajón se le cuestionó. Claro, no hay que aplaudir todo, pero tampoco condenarlo. Lo de Díaz en el Liverpool, uno de los clubes más grandes de Inglaterra y el mundo no es comparable con otros jugadores. Ganar la Premier es un lujo que pocos se han dado y que ni Pelé, Maradona o Messi pudieron conseguir, sin ánimo de comparar, más bien para entender lo difícil que es levantar ese trofeo y mucho más siendo uno de los de mayor contribución ofensiva en la temporada (12 goles y 5 asistencias). Slot terminó de potenciar una joya que ya había empezado a construir Jürgen.
La sonrisa de Lucho cautivó a Klopp, el alemán fue vital para que el extremo pudiera llegar a Liverpool y 3 años después la apuesta sigue mostrando resultados. Son cinco títulos detrás de un jugador que con su nobleza y calidad puso a cantar a todo Anfield su nombre y el lugar donde nació, algo que nadie de la familia Díaz Marulanda y el país pensó que pudiera ocurrir con tan poco tiempo y sin reproche alguno por un contrato que sigue sin renovarse, pero que eso parece importarle poco a un Lucho que nunca para de demostrar que siendo felices es más fácil conseguir las cosas.
“Sigue caminando, sigue caminando. Con esperanza en tu corazón y nunca caminarás solo, nunca caminaras solo, you’ll never walk alone...”, como el himno que cantaron una vez más en Anfield, al conseguir su título 20 de liga con un colombiano a bordo... “Ayan chiyak yapaa nini (nunca caminarás solo)”, le recuerda también su bisabuela a Lucho.
“Que siempre me recuerden (...) dejar huellas en Liverpool”
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