De cebollita a cebollita: "Gracias Diego por lo que le diste al fútbol"

De Fiorito pasó a La Paternal. Llegó a Argentinos Juniors, el 'Semillero del Mundo' a los 9 años. Una prueba y los ojos de Francisco Cornejo, a quien se le considera el descubridor de Maradona quedaron maravillados. Diego se quedó y conoció a uno de sus mejores amigos de la infancia. Claudio Rodríguez o el 'monito' como el '10' y la gran mayoría de personas lo llaman. 

Los dos hacían parte de Los Cebollitas, un equipo de niños que brilló e ilusionó a toda la hinchada de Argentinos Juniors. Jugaron más de 6 años juntos y duraron más de 160 partidos invictos, "no nos ganaba nadie", señaló Rodríguez, quien se hizo jugador profesional, vivió más de 20 años en Colombia y jugó 6 en el Unión Magdalena donde compartió con el Pibe Valderrama.

En diálogo con AS Colombia recordó los años maravillosos que pasó con Diego Armando Maradona, la leyenda que paralizó al mundo y que llenó de nostalgia al fútbol con su partida. Para Claudio, los cientos de homenajes demuestran el valor que tuvo el '10', sin embargo, para él lo más importante es la enseñanza de amistad que le dejó. "Siempre peleó por sus amigos. Vino a los 15 años de mi hija, se divirtió y dijo que él no era la estrella de la noche. Su humildad es algo que siempre me va a quedar". 

"Recuerdo todo. Muchas vivencias, a parte de jugar al fútbol, también jugábamos a las escondidas, se quedaba en mi casa a dormir y eso hizo que pudiéramos crear una amistad grande entre Diego y yo. De las 24 horas del día, estábamos juntos 14 horas. Éramos familia".

"Impactó mucho en La Paternal porque nosotros éramos la categoría más pequeña de Argentinos Juniors y al tener 160 partidos invictos hizo que todo el mundo se asombrara y nos viniera a ver de todas partes del mundo. No nos ganaba nadie".

"Recuerdo una que me marcó. Fue con una fotógrafa llamada Gladys Cely. Ella sacó una foto cuando nosotros estábamos apuntando a un hornero (pájaro) que estaba atrás de un arco. Éramos pequeños y nadie podía creer que le pegáramos tan arriba a la pelota. Había un nido de horneros, y Diego y yo lo queríamos bajar a pelotazos. Él la ponía donde quería".

"Él representa de una forma formidable y que no va haber ni habrá dentro de mil años algo igual que Maradona. La representación de él es futbolística, después que la gente quiera verlo así es problema de ellos, pero él es ídolo en el mundo y quedó demostrado. Lo que pasa es que aparte de ser crack como jugador de fútbol, era un crack como persona. Fue amigo de sus amigos y enemigo de sus enemigos".

"De niños nunca hablábamos de ser leyendas o ídolos, solo jugábamos a la pelota. Con el transcurrir de los años supimos que sería alguien que marcaría la historia. En el 76 y 77, él fue al juvenil de Venezuela y jugó muy bien, luego ganó en el 79 el Mundial juvenil y fue figura del torneo".

"Cuando Diego llegó a los Cebollitas, empezamos a convivir juntos, iniciamos una amistad muy grande que nunca terminó. Siempre nos hablábamos, fue a los 15 años de mi hija, se divirtió y le dijo a la gente que él no era la estrella de la noche. Su humildad es algo que siempre se me va a quedar. Fuimos siempre muy unidos".

"Ese momento nosotros éramos alcanza pelotas y la pasábamos muy bien en el entretiempo donde salíamos a hacer jueguitos y la gente nos ovacionaba (...) Es una alegría inmensa, la verdad es un orgullo que mi amigo personal sea el mejor jugador de toda la historia del fútbol".

"Le daría un abrazo y le diría: ‘Gracias por tu amistad y por todo lo que le diste al mundo del fútbol (...) El gol contra los ingleses y uno cuando estábamos en los Cebollitas que le pegó intencionalmente a los dos palos para que entrara el balón. Fue impresionante".