Buen viaje, Diego
Miles de personas despidieron a Diego Armando Maradona. Ahora descansa junto a Doña Tota y Don Diego en el cementerio Bella Vista de Buenos Aires.
"Sos el más grande de todos, Diego. Sos para siempre. Sos el amor que sentimos por el fútbol hecho persona. Por eso, como vos mismo dijiste: vos te quedás acá". Víctor Hugo Morales, el hombre que le puso voz al gol ante los ingleses en México 86, despedía a Maradona. En sus palabras, el reflejo del sentimiento colectivo. Un adiós al ídolo y el inicio de la leyenda.
En pantalla aparecían las imágenes del cementerio Jardín Bella Vista. El escenario del adiós final a Diego Armando Maradona, el mejor futbolista de todos los tiempos, acompañado de su círculo cercano, ese que lo contuvo en sus días de gloria y en muchos más de oscuridad. Los afectos de la vida: Claudia, Dalma y Giannina. Ellas. Siempre.
Los flashes se apagaron y Diego descansa. Argentina -y Nápoles como extensión de la nación maradoniana- vivieron horas intensas desde que se conoció la noticia de su muerte. Las calles de Buenos Aires, desde Fiorito hasta el Obelisco, fueron la expresión de esa pasión sin límites que vincula a Maradona con el pueblo. Diego es de la gente.
Maradona, un ídolo eterno
La Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, se convirtió en centro de peregrinación para miles de fanáticos que querían ver a su D10s por última vez. Filas interminables, caos y represión policial ante un hecho que era imposible predecir. Hasta el 25 de noviembre, Diego había estado cobijado bajo el manto de los inmortales.
Hasta ahí llegaron personalidades de todos los ámbitos de la sociedad argentina. Futbolistas, artistas, actores, periodistas, políticos y cientos de personas pudieron entrar a despedirse. Puños en alto, besos al aire, aplausos, regalos y uno que otro grito de “grandeee, Diegooo” ante el ataúd vestido con la bandera argentina. Un símbolo... como el cielo celeste que enmarcó todo el día.
Poco antes de las 6:00 p.m. el cortejo fúnebre partió rumbo al cementerio. Las rejas, balcones y calzadas eran insuficientes para contener tanta devoción. El auto salió escoltado por decenas de motos y policías entre los aplausos y cánticos de los hinchas vestidos con la camiseta de la Selección o de cualquier club. La muerte de Diego une a todos los que fueron felices con su arte.
47 kilómetros separan la Casa Rosada del Jardín Bella Vista y todo el recorrido lo hizo acompañado. Los carros detuvieron la marcha en plena autopista y desde los puentes llovían papelitos blancos. Maradona demostró –como si fuera necesario- que más que un deportista es un ícono cultural y su historia trascenderá las canchas de fútbol.
"Talentoso y trasgresor, popular y provocativo, convencido y contradictorio… Rebelde siempre, indiferente jamás", así lo describió Daniel Arcucci. Maradona es Villa Fiorito. Los olvidados. Es mi papá jugando un domingo cualquiera. Un adjetivo. Los recuerdos de la infancia. El fútbol. Equivocarse y sufrirlo. Vivir.
Buen viaje, Diego.