Colombia se hace sentir en las gradas de la Caja Mágica

“Sé que vienen muchas personas cercanas, un grupo de gente muy grande que nos sigue a todos los torneos en primera línea”, avisaba en AS Pablo González, capitán del equipo colombiano de Copa Davis, días antes de que las nuevas Finales arrancaran en Madrid. Y no falló el pronóstico.

Este lunes, en el debut del equipo sudamericano ante Bélgica, entre 100 y 200 colombianos poblaron las gradas del Estadio 3 de la Caja Mágica. Sostuvieron un bonito duelo ambas aficiones, coloridas y ruidosas. Los belgas, ataviados con pelucas, pinturas de guerra y banderas, apuraban cervezas a las puertas de la cancha y dentro no escatimaban en percusión. Los colombianos, por su parte, son como una gran familia. Todos parecen conocerse. Se saludan y se dedican gestos cómplices entre punto y punto, da igual que medien una o diez filas de asientos entre ellos.

La mayoría de los consultados por este diario decían residir en Madrid. Les une el estar lejos de casa y la bandera tricolor, que lucían prácticamente todos. Ya fuera en la camiseta de la selección nacional de fútbol, muy presente, o en los banderines que ondeaban entre punto y punto de Giraldo, Galán o Cabal y Farah al grito de “¡Colombia, Colombia!”.

Otros habían viajado desde distintas partes del país. Como Daniela, una bogotana que hablaba de una ocasión “histórica” para el tenis de su país, o Nicolás, que empezó a ahorrar el mismo día que se consiguió la clasificación para venir a Madrid a “hacer barra”. Ninguno pudo presenciar una victoria de su equipo más allá de la del dobles Cabal/Farah, intrascendente para el resultado de la eliminatoria. Pero que les quiten lo bailado.