El mejor robo de la NBA: eterna jugada de Havlicek en 1965
El Parkinson se ha llevado a los 79 años a John Havlicek, mito de los Boston Celtics y de la NBA. Para siempre quedará esta jugada.
"Greer pone el balón en juego. Saca de fondo. Lo roba Havlicek. Se lo queda Sam Jones. ¡Havlicek robó el balón! ¡Se acabo! ¡Johnny Havlicek robó el balón!"
Esas son las palabras que, según la NBA, conforman el momento baloncestístico más importante jamás radiado. Fue obra de Jhonny Most, narrador de los Celtics, que contó así la jugada con la que el equipo de Boston lograba el pase a la final de la NBA en 1965. El responsable: John Havlicek.
Los Celtics venían de ganar todos los títulos de campeón desde 1959, y aquel 15 de abril de 1965 se jugaba el séptimo y último partido de la final de Conferencia, con Los Sixers visitando Boston. La serie estaba 3-3 después de ganar cada equipo sus partidos como locales.
A falta de pocos minutos los Celtics tenían una ventaja de 11 puntos y parecía que tenían el partido en sus manos, pero 10 tantos consecutivos de Wilt Chamberlain, al que los Sixers habían fichado esa misma temporada, pusieron a los Sixers a 1. Bill Russel fue a poner el balón en juego pero golpeó en uno de los cables que sostenía la canasta y se transformó en una pérdida. Los Sixers tenían la posesión, sacaban desde debajo de la canasta rival y les quedaban 5 segundos para anotar y clasificarse a la final.
Hal Greer, base del equipo, sacaba de fondo. La opción obvia era darle el balón a Chamberlain, pero Russell le hizo un marcaje tremendo, así que Greer buscó al segundo mejor anotador del equipo: Chet Walker. El de los Sixers estaba a media distancia y el balón iba por alto hacia sus manos, pero entonces apareció Havlicek saltando de espaldas para tocar el esférico antes que su rival y desviarlo hacia su compañero céltico Sam Jones, que aseguró la posesión hasta que se acabó el tiempo.
Ese robo a falta de 4 segundos sería considerado después como el más importante de la historia. Havlicek acabó el partido a hombros entre una afición enloquecida que invadió la pista del Boston Garden.