La inercia de un equipo perdedor

Habrá plebiscito en Bilbao ante el Getafe. A vuelta del parón por las selecciones, San Mamés será una gran sala de juicios. Porque ya no basta con jugar bien y ser sólidos como en el Wanda, aun reconociendo que tiene mucho mérito haber tuteado al Atlético como antes sucedió con el Madrid y el Barcelona, en este último caso también a domicilio. Hay tal ausencia de puntos que no importa si el camino se hace con violinistas y estibadores, sólo se valorará por la cosecha final. La dinámica es preocupante, asusta y alarma.

Ya no parece casual que el Athletic firme auténticos esperpentos con los equipos de abajo y esté dando su mejor versión ante los principales protagonistas de LaLiga. Ahora es el momento de ver los que se mantienen en el barco en plena tempestad. El planteamiento fue fantástico. En esa combinación de músculo y combinación que promocionó Berizzo prevaleció lo primero. Líneas juntas y mucho orden, a la espera de poner algún balón certero a Williams, que no marca en casa pero fuera es un titán. En estos casos sí que se descubre un nueve en sus gestos, cuando se adaptan a su juego. Perder con ‘el gol del cojo’ y con el VAR es de una crueldad máxima, encima tras una falta dudosa. Pero no todo es mala suerte. Ponerte dos veces por delante y no aprovecharlo, echarse atrás con cambios fallidos y mostrar semejante blandura en el balón parado obedecen ya más a defectos en carne propia. Y no domar la impotencia como hizo Yuri.