La felicidad de los corazones

Los dientes apretados. La rabia contenida. Y el corazón palpitando. Pum, pum. Pum, pum. Coutinho se arremolinaba a un grupo de hombres con camisetas como chalecos reflectantes. Festejaba. Sonreía. Gol del Barcelona. Y al otro lado, la furia. Otra vez no, por favor, otra vez, no. Se repetía el pánico de una temporada oscura. Y Lionel Messi, zapatazo al larguero. Y el Barça acaudillando la pelota. Decálogo de una pesadilla. Corazones pepineros latiendo indignación. Pum, pum. Pum, pum.

Entonces llegó ella. La Navidad. Vestida también de chalecos reflectantes. Regalo aquí. Relajación allá. Se creció el Lega y se creció él. Óscar es ADN pepinero. No lo sabe. Pero lo lleva. Tiene hambre. Aprieta pese a lucir zapatos de claqué que disparan obuses. Cosida a su fe, David se hizo gigante. Goliat tembló dos veces. Dos goles. El Lega ganando al Barça. Histeria hasta el final. La sangre vuelve a Butarque. El Leganés está vivo. Muy vivo. Corazones pepineros latiendo felicidad. Pum, pum. Pum, pum.