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Bernardo Salazar, 'in memoriam'

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Ha muerto Bernardo Salazar Acha, la memoria del fútbol. La noticia llegó a primera hora de la tarde, y no por temida y esperada dolió menos. Estaba enfermo de los pulmones desde hace bastantes años, aunque resistió jabatamente, acorde con su espíritu luchador. Espíritu atlético. Porque a Bernardo Salazar el fútbol le entró por el Atleti: un abuelo suyo, Eduardo de Acha, estuvo entre los fundadores del club, y sus tíos le llevaban al viejo Metropolitano en pantalón corto. “Soy del Atleti desde antes de tener uso de razón... porque si hubiera tenido uso de razón me hubiera hecho del Madrid”, decía, pero era broma. Era atlético a machamartillo.

Pero le gustaba todo el fútbol, como el Tour de Francia, la Historia y algunas cosas más. Tenía una memoria prodigiosa. Recuerdo algún viaje largo en el que por distraer el rato le pregunté por la familia Trastámara y me desarrolló, entre Madrid y Murcia, tres siglos de monarquía española, con familias entrecruzadas, bastardías, guerras y grandes viajes por enmedio. Todo bien engarzado. De cualquier club, del Logroñés, pongamos por caso, sabía más que nadie. Se le podía enseñar cualquier foto de un equipo de antes de la guerra y te daba el nombre de todos. En torno a él se tejió una red de investigadores locales por toda España.

Eso, al margen de su trabajo como altísimo ejecutivo en el mundo de la publicidad, sector en el que desarrolló iniciativas pioneras. El fútbol era una afición, pero también una devoción. Para As fue un colaborador de categoría excepcional. Con él nos atrevimos a hacer una larga serie de coleccionables que hoy contemplo en mi librería con orgullo y consulto con frecuencia. En la Federación hizo tándem con Félix Martialay y entre los dos produjeron unos Cuadernos de Fútbol que son un tesoro. Amigo generoso, se prestó a revisarme cada libro y cada artículo de historia. Ya no está, pero queda para siempre su obra, la memoria de nuestro fútbol.