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Sube la marea

Apenas hace dos semanas, Ramón Cid no ocultaba una mezcla de satisfacción y sorpresa por los tremendos resultados del Campeonato de España. En Getafe se asistió a una jornada especial, de las que quedan para el recuerdo. Fueron incontables las mejores marcas personales, algunas de gran nivel, muchas imprevistas. Sin embargo, Ramón Cid, director técnico de la Federación Española, temía por la diferencia entre lo que había sucedido y lo que suele ocurrir. “Ahora nos toca distinguir entre lo real y lo verdadero. Los resultados han sido reales, pero veremos si son verdaderos en los Campeonatos de Europa”, reflexionaba Cid. La tercera jornada manifestó por fin el punto de optimismo que casi se había desvanecido en los dos primeros días: Bruno Hortelano (200 metros), Óscar Husillos (400) y Ana Peleteiro (triple salto) se clasificaron para la final y dieron una buena impresión.

Berlín significa el regreso de Hortelano a una gran competición internacional. Semanas después de su brillante actuación en los Juegos de Río 2016, sufrió un grave accidente y estuvo a punto de perder la mano derecha, esencial para correr y para dedicarse a la especialidad que le fascina: la cirujía. La recuperación fue lenta y difícil. Durante meses no hubo noticias de su rehabilitación, menos aún de sus entrenamientos. La duda sobre su regreso permaneció hasta finales del pasado año. En Berlín no hay duda alguna. Mantiene la forma que le permitió batir el récord de España en los nacionales de Getafe: 20.05, marca de gran calibre.

Ganó su dura semifinal -el británico Adam Gemili ha bajado en alguna ocasión de 20 segundos- con una marca de 20.29 segundos, la segunda mejor de los ochos finalistas, por detrás del suizo Alex Wilson, un sprinter compacto, tosco y efectivo. Recuerda a John Regis, el gran especialista inglés en los años 90. Hortelano habló con prudencia y mantuvo la línea que le caracteriza. Su principal adversario es él mismo. “No he hecho nada todavía. No temo a nadie en la final. Soy yo el que tengo estar preparado”, declaró.

Guliyev. Será una final de primera fila. No decepcionó ninguno de los favoritos, el turco Guliyev a la cabeza de todos. Ha mantenido a raya a casi todos los estadounidenses durante la Diamond League y ahora encabeza los pronósticos. Se paseó en su serie. Flojeó más de lo previsto el británico Mitchel-Blake, curtido en la Universidad de Luisiana State, reguero de sensacionales sprinters. Pretendió superar a Wilson en su serie, pero no lo consiguió.

Óscar Husillos entró por derecho en la final de 400. Se clasificaban los dos primeros y fue segundo, con una marca de 45.17. El problema es que se corrió muy rápido en las otras dos series semifinales y todos los finalistas obtuvieron mejores marcas que el cuatrocentista español, obligado a correr por la primera calle en la final. No pareció muy preocupado. “La calle que me toque será la mejor para mí”, declaró. Como ocurre con Hortelano, será una final de gran calibre. El británico Hudson-Smith se tiró el pliego y entró al trotecito. Probablemente perdió algo más de medio segundo en el alarde. Quizá se arrepintió después: ganó su serie con 44.76 segundos. Con un poco de seriedad habría rozado la frontera con los 43 segundos.