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"¡Cristiano, quédate; Cristiano, quédate!"

La celebración del Madrid tuvo como protagonista a quien no lo fue durante el partido, aunque sí al final del mismo: Cristiano Ronaldo. Y no hay duda: el veredicto le es favorable. La afición le gritó "¡Cristiano, quédate!" por la calle. Los compañeros le rodearon en el Bernabéu, le abrazaron y le gritaron también "¡Cristiano, quédate!". El balón está ahora en el tejado de Florentino Pérez, objetivo claro del dardo que lanzó Cristiano, en condiciones inoportunas, antipáticas incluso, pero que no le han provocado rechazo. Realmente es mucho lo que ha hecho este jugador en el Madrid al cabo de estos años. Por eso se le perdona tanto.

La cuestión es que con Florentino nunca anduvo bien. Estaba fichado de antes, por Calderón por 96 millones, y Florentino al llegar alardeó de que era caro e iba a rebajar el precio, lo que al jugador no sentó bien. Para entonces ya tenía una Champions y un Balón de Oro. Luego ha medido incesantemente su contrato con el de Messi, nueve veces mejorado, y tanta insistencia acabó por hartar a Florentino. Alguna escena han tenido. "Trae el dinero de la cláusula y te vas", llegó a decirle. Cuando le ha venido el palo de Hacienda ha recordado que el Barça sí auxilió a Messi en ese trance. De ahí viene el último brote del viejo malestar.

La cuestión es que ya tiene 33 años, y aunque está muy bien, los tiene. Florentino está entre la tentación de crearle un sucesor (Neymar) y la presión para tragarse el sapo y hacerle una nueva mejora. Suyo es el problema y él sabrá. Mientras, disfrutemos estos días felices del fútbol madrileño, con la enésima Champions del Madrid, la Europa League del Atleti, la perspectiva de ese derbi-Supercopa en Tallin más el ascenso del Rayo Vallecano (con Getafe y Leganés cinco primeras en la Comunidad de Madrid, ni que fuéramos Buenos Aires o Londres) y hasta el del Rayo Majadahonda a Segunda. El fútbol madrileño va como un rayo.