Francia admira a los suyos

Los franceses tenemos fama de ser chovinistas y de defender lo nuestro mejor que nadie, en nombre de la grandeur (grandeza). Si esto puede ser verdad para ciertos temas, existen muchos ejemplos que demuestran lo contrario. Entre ellos está el deporte y el fútbol en particular. Incluso diría que Francia admira más a los segundos que a los primeros. Los amantes del ciclismo antiguo recordarán que mis compatriotas querían mucho más al perdedor Poulidour que al ganador Anquetil. Algo de esto pasa con Karim Benzema y, en cierta medida, con Zinedine Zidane. A veces los triunfadores provocan más celos, antipatía y sospechas que los fracasados.

Sin embargo después del maravilloso partido del delantero francés del Madrid frente al Bayern, incluso los más críticos de su país han tenido que reconocer su enorme mérito y el hecho de que el Madrid se clasificó gracias a él. Por ejemplo, Benzema recibió la mejor nota en L’Equipe, algo que no ocurría desde hace mucho tiempo. Por lo que concierne a Zidane, si su once titular del martes sorprendió y el Madrid sufrió una barbaridad durante los noventa minutos, por fin existe unanimidad del otro lado de los Pirineos y se admite que un entrenador que, en dos años y medio, es capaz de meter a su equipo en una tercera final de Champions consecutiva ha entrado ya en la historia.