Zizou y la dictadura del momento
Cuando era todavía un adolescente inquieto no paraba de leer dos libros: ‘El profeta’, de Khalil Gibran y ‘Cartas a un joven poeta’, de Rainer María Rilke. Hablando del tiempo, el primero dijo que “ayer sólo es la memoria de hoy y mañana es el sueño de hoy” y el segundo, que “el verano sólo llega para los que saben esperar, tan tranquilos y abiertos como si tuvieran la eternidad por delante”. Al estar sentado ayer enfrente de Zinedine Zidane en la sala de Prensa de Valdebebas y al escucharle contestar a una interesante pregunta, me acordé de estas dos frases de mi juventud. Una época de la vida durante la cual, justamente, la noción del tiempo aparece relativamente confusa. “¿Es éste el Madrid de Zidane?”, quiso saber un compañero. El míster del equipo blanco no lo negó, pero reconoció que sólo el tiempo podría valorar si lo que está realizado en el Madrid merece o no llevar su nombre para toda la historia.
Tiene razón mi compatriota y no creo, para nada, que su análisis sea el fruto de lo que solemos llamar la “falsa modestia”. Zizou es totalmente consciente de que está haciendo algo excepcional y que un tercer título de campeón de Europa le pondría ya en el club privado de los grandes entrenadores. Pero sabe que todo éxito se debe instalar durante cierto periodo para que su mano, sus métodos y su sentido táctico sean reconocidos definitivamente como responsables de esta época dorada. Zidane pide tiempo, tranquilidad y contextualización. Algo muy inusual en este mundo de Twitter, de las breaking news y de la dictadura del momento.