'Mourinhada' en el Etihad
Mourinho disfruta del papel de azote que le tiene reservado el fútbol desde hace tiempo. Azote de lo que sea, da igual qué. Especialmente de Guardiola. Dejarle sin alirón en su casa y ante su gente fue celebrado por sus jugadores sobre el césped como un título. Para Mou quizá lo sea en esta gris temporada. No importa que el portugués sólo haya ganado una liga de las últimas cinco. Ni que su última Champions date de 2010. Ser una china en el zapato es lo que le hace disfrutar.
Para lograrlo necesita tardes como la del Etihad. Se requieren penaltis clamorosos no pitados como el de Agüero, esos mismos por los que él ha hecho shows en las ruedas de prensa cuando son en su contra. Por supuesto también se demandan ocasiones falladas por el rival o remates que incomprensible dan en el poste, como ocurrió con Sterling. Por no hablar de De Gea y sus paradas milagrosas, siempre al margen de cualquier planteamiento o esquema del técnico. Todo ello envuelto en una pelea de barrio en la que acaban los partidos importantes que gana Mourinho.
El ejército de fieles del portugués celebra hoy el aplazamiento del título por parte de Guardiola, pese a estar el United 13 puntos por detrás con 15 sólo por disputar. Es lo que ha logrado Mou: celebrar victorias insulsas, retrasar las alegrías de sus proclamados enemigos, dar por buenas semifinales de Champions con el Madrid -o segundos puestos del United-, relativizar despidos del Chelsea, considerar siempre insuficiente el gasto en fichajes, convivir con Fellaini... Muy duro.