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David ante un nuevo Goliat

Los empleados del Bayern se encontraban almorzando cuando se sortearon los cuartos de la Champions dos semanas atrás y su reacción al conocer el rival fue curiosa: un grito de alegría colectivo. Tanto los empleados como los periodistas consideraban al Sevilla como un rival fácil teniendo en cuenta lo que había en el bombo, pero el sabio Heynckes no tardó en advertir a los suyos. Conocedor del fútbol español, el ex del Athletic, Tenerife y Real Madrid es consciente de lo que puede suceder cuando se encienden los focos en Nervión para darle brillo a una nueva noche europea. Sobre el papel, el Bayern no es mejor equipo. Es mucho mejor equipo. Viene de aplastar al Dortmund por 6-0, presume de jugadorazos de la talla de Lewandowski y es un fijo en las semifinales de la máxima competición europea que ha llegado a ganar en un total de cinco ocasiones. Todo un transatlántico de este deporte.

Pero sólo conoce al conjunto hispalense de verle levantando UEFAS en la tele. La única vez que se enfrentó al cuadro rojiblanco fue en la presentación de Maradona en el año 1992 (el Sevilla se impuso por 3-1), desde entonces no se han vuelto a cruzar sus caminos. El Bayern no sabe que el Sevilla tiene dos caras, una en Liga y otra en Europa. No sabe lo que puede llegar a apretar el Sánchez Pizjuán. No sabe lo difícil que es jugarle cuando se siente cómodo y, ante todo, cuando no tiene nada que perder como sucedió ante todo un Manchester United. En Múnich deberían saber que los gritos de alegría están para después del pitido final.