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Más deporte

El colombiano que cambió comodidad por un podio Olímpico

Jonathan Gómez ha sido dos años consecutivos, el mejor nadador en la Conferencia Americana. En Río 2016 avanzó hasta las semis. La historia de quien desprecia el dinero, por la gloria.

Jonathan Gómez, nadador colombiano que sueña con un podio olímpico en Tokio 2020
AS Colombia

“El agua es el único lugar donde no importa cuánta plata tengas, de dónde vienes, de qué raza eres, ni el género al que perteneces. Todos tienen las mismas oportunidades”, define Jonathan Gómez el espacio donde flota, brasea, patalea, donde desea mantener la mayor parte de su vida.

Fue el agua que le dio calidad de vida a Jonathan, el caleño de 21 años, quien convenció a sus padres, que dejaran las comodidades que disfrutaban en la capital vallecaucana. Se trasladaron a Estados Unidos, para que sus hijos pudieran hacer realidad sus sueños profesionales, sus ideales de vida. Los dos hermanos menores de Jonathan, Michael y Valentina, también son nadadores.

Mantenía en la clínica Valle del Lili, en cuidados intensivos, a causa del asma, y le recomendaron a mi mamá que me metiera a entrenar natación. Ahora, veo el inhalador y no lo toco. Gracias a Dios, por mi salud, desde los 8 años no estoy en cuidados intensivos”, valora Jonathan, hijo de una caleña (Clara Noriega), quien ejercía como abogada litigante, y de un paisa de Granada, Antioquia (Alcides Gómez), quien era propietario de tiendas en Cali.

Y llegaron a los Estados Unidos a “volver a empezar”, a ocupar labores desconocidas. “Mis padres empezaron a trabajar en lo que saliera”, con el único propósito de que Jonathan llegara a unos Juegos Olímpicos y ganara una medalla. “Mis papás vieron que en Colombia no era posible, y arriesgaron la estabilidad económica que tenían en Cali. Nos fuimos con una maleta llena de sueños y nos tocó muy duro al principio. Poco a poco, logramos salir adelante. Ingresamos a escuelas privadas, y tenía que llegar a cocinarles a mis hermanos”.

De aquella travesía, ya han trascurrido un poco más de 8 años, tiempo en el que Jonathan y sus hermanos ya se independizaron de sus padres. Becado, cursa dos carreras profesionales: Economía y Negocios Internacionales, y Ciencias Políticas. No obstante, “estoy dejando de lado mi carrera profesional y mis oportunidades laborales, con las que pudiera tener una mejor vida, para demostrarles a los colombianos que sí se puede. He rechazado contratos hasta de 80.000 dólares al año, porque quiero ganarme una medalla olímpica y estoy dispuesto a darlo todo para lograrlo”, sostiene el joven nadador, quien además, ya definió cuál será su próxima meta luego de que alcance el podio olímpico. “Quiero volver a Colombia e iniciar mi carrera política, para continuar el trabajo que estoy haciendo con mi familia a través de la Fundación Gómez Noriega. Ayudamos a los niños a tener la indumentaria deportiva para practicar natación”.

Sueño cumplido:

Jonathan ya alcanzó uno de sus objetivos. En los pasados Juegos Olímpicos, Brasil 2016, avanzó hasta la semifinal, en la prueba de 200 mariposa. “Ahora aspiro a ganarme una medalla para Colombia. Sé que lo puedo hacer; soy el más joven del equipo y el que más alto ranking tengo a nivel mundial. Soy la esperanza para que la natación colombiana siga creciendo. Quiero ser el primer colombiano en montarse a un podio olímpico. Es muy difícil, porque son 260 países que compiten. Hay que ponerle verraquera, voluntad y poner a Dios por delante”, sostiene.

En los recientes Juegos Bolivarianos, Santa Marta 2017, Jonathan ganó dos medallas de oro (en 200 mariposa y 400 combinado), además dos de plata (en 200 combinado y 4x200 relevo). “Ahora vienen los Centroamericanos en Barranquilla. Voy con toda. Me encanta competir en Colombia. Nunca lo había vivido. Se te erizan los poros. Estoy muy ansioso por ganar otra medalla y escuchar el himno nacional de mi país, en Barranquilla”. Jonathan, también goza de un gran relieve en los Estados Unidos. Ya suma dos años consecutivos como el mejor nadador de la Conferencia Americana de Universidades. “Mi idea es demostrarles a los que vienen de abajo, que todo es posible”.

Jonathan, respira por la natación, porque gracias a la actividad, pudo superar los problemas de asma, y porque se convirtió en su pasión. En el citado país norteamericano, adoptó la mentalidad de ganador. “En Estados Unidos, los muchachos trabajan de una forma distinta. Cada uno tiene sus metas. Aquí es muy difícil que un muchacho llegue a un nivel alto, por otras distracciones. Yo he competido varias veces con Michael Phelps. Cuando uno está al lado de los grandes, no hay que temerles, hay es que ganarles. Gracias a Dios, tengo el apoyo de Indervalle y de Coldeportes, porque la natación es un deporte muy costoso. Mis suplementos cuestan cerca de 500 dólares al mes, además de los costos para vivienda, transporte y alimentación, que son altos, lo cual exige tener más patrocinadores, porque me voy a dedicar ciento por ciento a la natación”, concluye de momento, su historia de abnegación, por montarse en un podio en Tokio 2020.