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La FIFA se la juega ante los ultras

Me cuentan que la FIFA ha decidido poner pies en pared ante el rebrote ultra. Nada me podría parecer mejor. Un poco de repente, están pasando cosas como las que pasaban antes de Heysel, o aún peores. A partir de aquello se expulsó a todos los clubes ingleses de los torneos europeos por cinco años. Los que hicieron el desastre fueron los del Liverpool, pero se entendió que ellos no eran sino la expresión de un modo colectivo inglés de estar en el fútbol. Se les dijo: no os queremos, ahí os quedáis. El fútbol europeo siguió sin ellos. Luego sobrevino aquel desastre del Hillsborough, en Sheffield, y la isla que  inventó el fútbol tomó medidas...

Se eliminaron las entradas de a pie, se quitaron las vallas, se puso a los jugadores su nombre y su número propio en la espalda, tipo NBA. Los ingleses, inventores del fútbol inventaron también su redención, superaron aquella cultura castrense en la que se había mecido el fútbol desde su creación. Funcionó. Pero ha pasado mucho tiempo, como se ha visto con el  PSG y la medida tan paleta que ha dado ante el  Madrid. Pero no está aislado. Hinchas del West Ham y del Lille saltaron a agredir a sus propios jugadores. Los del Hamburgo les amenazan. El dueño del PAOK de Salónica salta al campo, pistola al cinto. Y tenemos ahí a los ultras 2.0 rusos...

Todo eso no es fútbol, pero está en el fútbol, y es obligada tarea del fútbol apartarlo. Club por club, federación por federación... Desde luego que es penoso y difícil, porque se trata de lo más macarra y violento de cada ciudad. Hace falta convicción y coraje moral. Han de ayudar la FIFA y la UEFA con sanciones serias, que disuadan a los amigos de la barbarie de anidar en el fútbol, como pasó tras Heysel. Y sobran, y son sancionables, las actitudes comprensivas y aun complacientes con esta gentuza. Si la barbarie invade el fútbol, no es culpa del fútbol, pero sí es necesidad del fútbol enfrentarse al problema.  Y ahí quiero ver a las nuevas FIFA y UEFA.