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Cristiano en París, ‘a plantar firme’

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Tengo un buen amigo aragonés que siempre que nos despedimos me lanza una estimulante frase: “¡A plantar firme!”. La recordé ayer, al ver a Cristiano flanqueado por Casemiro y Marcelo en el ‘finger’, no sé si de salida o de llegada en el vuelo a París. Allí, en la bella ‘ville lumière’, cuyo mal tiempo dicen que es el secreto mejor guardado del mundo, entrenaba al tiempo el PSG, jaleado por sus ultras. Hay un mal punto en esa apelación del club parisino a lo más lastimoso y cutre que produce el fútbol: la agregación de descerebrados que encuentran una causa en los colores de un equipo, con consecuencias inevitablemente catastróficas.

Hay algo sulfuroso en esa manera del PSG de afrontar el partido, algo que alcanzó al bueno de Emery: “El Madrid no sabe a lo que se va a enfrentar en París”, dijo. El Madrid se ha enfrentado a tantas cosas... Donde va se le espera, porque ganarle es una medalla, sea en Altabix, San Mamés, Belgrado o Milán. No se le gana con bengalas, sino con juego. Sin duda, a Zidane le preocupa más lo que puedan hacer Rabiot, Di María, el joven Mbappé o el fiero Cavani, que me recuerda a Jack Palance, aquel malo del cine cuyo rostro, dijo Elia Kazan, sólo podría amar una madre, que las bengalas que puedan encender cuatro tristes gamberretes.

Por otra parte, el Madrid llega a París con un buen resultado, 3-1, y evocaciones familiares. Allí empezó su leyenda,con la primera Copa de Europa, justo en el Parque de los Príncipes, donde tres años después Bahamontes (todos en pie) ganó el Tour de Francia. Ahí vuelve ahora, ‘a plantar firme’, como diría mi amigo aragonés, como plantan en la foto del ‘finger’ los tres lusoparlantes que lo pasean. Hay varias dudas en la alineación del Madrid, no sólo de nombres, sino también de dibujo. Pero al frente de todo está Cristiano Ronaldo, mascarón de proa de una historia que nació en París hace tantos años y que nunca decae.