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Luis Suárez, ni cuando lo pretende...

En el Barça-Girona se produjo una situación que rozó lo chusco. Luis Suárez, al que la condescendencia de árbitros y liniers le han permitido llegar hasta aquí con sólo cuatro amonestaciones, se trabajó con afán la quinta. Se trataba, claro, de saltarse la visita a Las Palmas, del jueves, y llegar limpio al Barça-Atlético del domingo, de mucha más enjundia. El hombre hizo lo que pudo, pero Alberola Rojas no se apiadó de él. No le amonestó. Sí condescendió con Jordi Alba, que estaba en las mismas. También le hacía falta esa quinta amarilla y la consiguió. Su éxito contrastó con el fracaso de Luis Suárez, cuya insistencia cayó en el vacío.

Allá Valverde con su decisión: ¿le pondrá en Las Palmas o no? En todo caso, lo que le ha pasado al bueno de Luis Suárez representa una cierta justicia poética. Para los que vemos mucho fútbol semanalmente (que somos muchos) no hay jugador tan consentido en las protestas. Sus desplantes son continuos, exagerados y desagradables. Pese a su insistencia, no está en la parte alta de la tabla de los amonestados. Hay ya seis jugadores que han cumplido dos ciclos de cinco tarjetas y 99 más que han cumplido un ciclo de cinco. Luis Suárez aún anda por cuatro y me parece bien que, ya que le han perdonado tantas antes, le nieguen la que imploró.

No hace mucho, un amigo al que tengo por poco amistoso con el madridismo, me dijo, a cuenta de no sé qué jugada, que Sergio Ramos tenía bula. Repasé y me encontré con que Sergio Ramos es el jugador más tarjeteado de Europa... cuando juega con el Madrid. Con la selección no le va tan mal. A la hora de guiarnos por impresiones conviene repasar los datos, para que la última imagen unida a la ora filia, ora fobia, no nos lleve a error. A Sergio Ramos le cosen a tarjetas, como antes a Hierro, y a Luis Suárez le cuesta verlas más de lo que merece, incluso más de lo que quisiera en alguna ocasión, como le ocurrió el sábado ante el Girona.