El Madrid del primer tiempo merece la pena
De primeras. El Madrid se ha acostumbrado a convivir con la alarmante irregularidad que le ataca en un mismo partido, aunque nadie le quitará su buen hacer en el primer acto en Butarque. El tridente de mediapuntas (Lucas, Isco y Asensio) y la sincronía colectiva en la presión le dieron frescura y recortó al Leganés. Fue un equipo con chispa, fluido en las transiciones y creativo en los apoyos en corto.
Trabajo grupal. Aparte de la concesión a balón parado, un problema pasado que vuelve a emerger en este tramo de temporada para el Madrid, se asentó en terreno de juego del Leganés con las líneas muy juntas. Bloque alto y constantes situaciones de recuperación (sumó 77 en todo el partido, su récord en este curso). Asensio y Lucas, los primeros que ayudaron (ocho y siete robos, respectivamente).
Suelto Casemiro. La dupla Kovacic-Casemiro, que desentonó ante el Betis, reforzó su condición al seguir la misma línea que en la segunda parte del Villamarín. El brasileño se alejaba de zonas de creación y avanzaba al último tercio del campo. Asistente y goleador, su emplazamiento facilitó la recuperación del Madrid como en la jugada del 1-1.
Los generadores. La trama promovió también las apariciones con balón de Lucas, Isco y Asensio. Los dos últimos se intercambiaron las posiciones continuamente, se buscaron uno a otro (21 pases entre ambos en total) y aportaron al fútbol madridista el ingenio que le faltó tras el descanso. Lucas también estuvo siempre de por medio. Con una parte le fue suficiente al Madrid.
Presión bien articulada
Los once jugadores metidos en campo del Leganés para encimar la salida. Theo se adelantó a El Zhar y el Madrid dispuso de una llegada peligrosa con Benzema.
Fase de repliegue
Si el Leganés lograba progresar en los primeros pases, el Madrid se colocaba bajo un 4-5-1 (o 4-4-1-1) en campo propio que le proporcionó seguridad. Lucas e Isco, en este caso, en bandas.