El futuro de Zidane es ahora
Para empezar, hay que decir las cosas como son. Sin interpretación, sin “apuesta”, sin miedo ni delirio. A día de hoy, Zinedine Zidane no ha decidido nada sobre su futuro. Ni siquiera lo está meditando, ni está valorando lo positivo o lo negativo que sería seguir en el banquillo merengue o irse. Ni mucho menos lo está comentando con gente del club. Cuando el técnico francés afirma públicamente que vive el día a día no está usando un recurso para eludir las preguntas sino que, de verdad, esta es la pura realidad. Su pura realidad. “Recolectad desde hoy las rosas de la vida”, escribió el mítico poeta francés Pierre de Ronsard y es exactamente lo que hace Zizou cada día. “Por la mañana llego a Valdebebas, observo los árboles y las flores y me doy cuenta de la suerte que tengo de estar aquí”, confesó hace unos meses el míster en una entrevista. Disfruta de la preparación de los entrenamientos, de las pelotas que él mismo pone a los delanteros en los ejercicios de remate a puerta, de las charlas cara a cara con sus jugadores, entre otras tantas cosas que componen su oficio.
Al igual y como todos los grandes (y exigentes) entrenadores, Zidane prefiere los días de la semana a los días de partido y, si la tensión de la búsqueda del resultado le puede cansar, el contacto cotidiano con el césped de Valdebebas le recarga las pilas y le devuelve la sonrisa. Su gente más cercana lo sabe perfectamente. “Después de diez días de vacaciones, Zizou empezaría a aburrirse y estaría loco por volver”, me confesó, en este sentido, una persona que le conoce muy bien. Así que nadie se debe preocupar.