La Champions, la que da y la que quita
Ganó por 3-1 el Madrid al PSG y la atmósfera es otra, lo mismo en Madrid que en París. La desastrosa temporada nacional de los madridistas importa ya menos, una vez sentado el principio de autoridad en la Champions ante el aspirante francoqatarí. A ‘sensu contrario’, la colección de grandes resultados del PSG en Francia parece haberse evaporado de golpe. Tanto mérito, tanto tridente, tanta goleada, se han caído como un castillo de naipes. El PSG está construido para triunfar en Europa, ese ámbito en el que el Madrid fabricó su leyenda en blanco y negro y renueva ahora en color.
La Champions lo es casi todo en el fútbol de hoy. Cada jugador de talento aspira a jugarla y a destacar en ella. Rabiot, excelente medio del PSG, se lamentó de forma quizá excesiva y reveladora de lo que les había pasado: “Es fácil meterle ocho al Dijon...”. Venía a decir, claro, que el fútbol está en la Champions y en el Bernabéu, no en los campos fáciles de la Ligue 1. Y en ese trance superior él y Neymar estuvieron a la altura, pero no puede decirse lo mismo del resto del equipo. Como pasó un año antes en Barcelona, varios se afligieron y estuvieron por debajo de lo que valen.
Justo lo que no le pasa al Madrid, tan identificado con este torneo. Su posición en LaLiga es penosa, su caída en la Copa fue un bochorno, pero llegada la Champions, pisa de otro modo. Tiene autoridad, suerte, dominio de la situación... Sabe tragar saliva y aguantar en los momentos malos, que los tuvo, y rentabilizar los buenos. En la Champions, el Madrid se siente entre las paredes de su casa. En París aún puede pasar cualquier cosa, claro, pero lo que pasó en Madrid ha dejado un poso que ha volcado el pronóstico de la eliminatoria. No es sólo un 3-1, es un 3-1 más una leyenda.