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Un fichaje muy simpático, pero del que nadie quiere hacerse responsable

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Un tipo encantador. En el poco tiempo que lleva en Barcelona, Yerry Mina se ha ganado al cuerpo técnico, a sus compañeros, a la afición y al que pasaba por ahí por su talante. Un chico estupendo, alegre, sencillo y divertido que sabe que está viviendo un sueño. Pero de ahí a que juegue en el Barça media un mundo. Por eso, cuando se lesionó Vermaelen en la secretaría técnica culé se valoró muy seriamente la posibilidad de fichar, o mejor dicho lograr la cesión, de un central con experiencia. Se desestimó este extremo cuando se supo que la lesión del belga era en la parte baja del muslo, que es la más fácil de recuperar. No obstante, Yerry, que entró en la lista para el partido de hoy ante el Espanyol sigue sin convencer a sus técnicos. Básicamente, porque no tienen referencias suyas y en el club, cuando se pregunta por los autores del fichajes todo son silbidos, caras de póker y poses de “pío, pío, yo no he sido”. Eso es lo que explica la extrema prudencia de Valverde con el colombiano.

Fichaje anunciado. Yerry Mina hace dos años que estaba comprometido con el Barça. Se firmaron los primeros documentos justamente en ese periodo en el que no había responsable deportivo porque a Zubizarreta lo habían echado por decir que la sanción de la FIFA por la contratación de menores también afectaba al vicepresidente de entonces (el actual presidente Bartomeu) y aún no había llegado Robert Fernández. La dirección deportiva era un caos en el que un día el presidente de la gestora, Ramon Adell, fichaba a Arda con urgencia y al siguiente se contrataba a Aleix Vidal. Éxitos de crítica y público, ambos. Y baratos. Ahí es cuando el hombre del Barça en Brasil, André Cury, se hace con la opción por Mina. Lo bendice Raúl Sanllehí. Ahora, el segundo está en el Arsenal. El primero, calienta en la banda.

Incógnita. Ante la marcha de Mascherano, la solución más a mano era echar mano de Yerry. Barato, un melón por abrir y un tipo estupendo. Pero eso ha llevado a que en el seno del Barça nadie haya salido a decir “este fichaje es mío”, cosa que no acostumbra a pasar. Robert y Urbano, su mano derecha, no tienen nada que ver, Valverde habla siempre de “informes que tenía el club”, el presidente no responde que para eso está Jordi Mestre (vicepresidente deportivo) y Pep Segura, director deportivo, es el que se lo cree, pero al mismo tiempo le busca un equipo al que pueda ir cedido. No se extrañen si el colombiano hace historia en el Barça.