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Fútbol

Víctor Montaño: “Con Rueda comencé a ver el fútbol en serio”

El delantero vallecaucano, pese a que no fue seleccionado para integrar la plantilla del América, dijo a AS: “no me voy a rendir”. De la pobreza en Cali a la nacional francesa.

Actualizado a
Víctor Hugo Montaño
AS COLOMBIA

De los golpes a una improvisada pelota en el Oriente caleño, a mantenerse durante 11 años en el balompié francés. Víctor Hugo Montaño Caicedo (33 años), es un referente de la tenacidad que debe revestir a los jugadores nacionales para mantenerse en Europa. La evolución lo transportó de jugar como mediocampista de contención en el Boca Juniors caleño, a ser posicionado como delantero. Un atacante que debió aprender a hacer goles a marcha forzada.

“Yo no tenía tranquilidad para definir. El profesor ‘Cheché’ Hernández, en Millonarios, me decía, desborde y tire centros. Y cuando llegó Peluffo, me pedía goles. Hubo un tiempo que me envió como 2 meses a jugar con la Sub-20. Y viendo a Julián Téllez, Carlos Castro, ‘Wipipe’ Segura, algo se me pegó y gracias a Dios pude aprender. Cuando aprendí a hacer goles, me gustó la posición”.

Y los goles que anotó con la Selección Sub-20 de Colombia en el Sudamericano del 2003 en Uruguay (3), además de los dos que celebró en el Mundial de la categoría en Emiratos Árabes, frente a Irlanda (octavos de final) y Emiratos Árabes (cuartos de final), siendo dirigido por Reinaldo Rueda, le abrieron las puertas de Francia. Montaño, el año anterior jugó en el Riffa Club de Baréin, y hasta la semana anterior, se entrenó con el América, con la ilusión de hacer parte de la nómina para el presente año. Tiene historia y entusiasmo para ampliar su trayectoria.

Su larga permanencia en Europa: “Fue de mucha lucha, pasión. No es fácil. Cuesta cuando uno no habla el idioma, pero tuve la suerte de encontrar a buenos amigos que me ayudaron. Cuando uno tiene un sueño, debe esforzarse al máximo para lograrlo. Cuando uno está afuera es cuando más valora lo que tiene en su país. En un comienzo no me creían que era colombiano, me decían que parecía africano. Cuando me escuchaban hablar, comprobaban”.

El cambio de vida: “Llegué muy pelado (20 años). Cuando fui al parqueadero y vi Ferraris, Maserati… y yo andaba a pie en Colombia. Me encontré con otra cultura. Si uno no se marea, crece, porque cambia todo, la manera de comer, de vestir…”.

Las carencias de la infancia lo hicieron resistir: “Cuando llegué, al cuarto día ya quería devolverme, por el idioma, por la manera de entrenar. Me obligaban a hablar francés, pero empecé a recordar cuando jugaba descalzo en el barrio, y dije, ‘vamos a echar para adelante’. La experiencia fue muy buena y es algo que marcó mi vida. Gracias a Dios, mis dos hijos nacieron en Francia, hoy tienen 10 y 4 años. Tengo la doble nacionalidad, me consideraba un francés más, sin olvidar mis raíces colombianas”.

Con Reinaldo Rueda: “Estuve en la Selección Colombia Sub-20, fue una linda experiencia. Teníamos una gran camada de jugadores. Allí comencé a ver el fútbol en serio, me convencí que tenía que ser más responsable. El profesor Rueda me hizo ver el fútbol de una manera diferente, asumirlo como una profesión. Él insistía en que esa Selección tenía condiciones para ir a Europa”.

Los días en el América: “Estoy muy agradecido con el profe Polilla, porque me abrió las puertas para poder volver a sentir el camerino. Disfruté cada minuto, como un niño. Recuerdo cuando inicié en Boca Juniors. Ahora, tengo que seguir trabajando y no me voy a rendir”.