A Piqué sólo le falta el brazalete
El FC Barcelona y Gerard Piqué anunciaron poco después de las once de la mañana el acuerdo por el cual el central catalán había renovado su contrato hasta el 2022 con una cláusula de rescisión de 500 millones de euros. Esto último no parece necesario, porque uno tiene la sensación de que Piqué, cuando deje el Barcelona, lo que hará será dejar el fútbol. No le veo jugando con otra camiseta que no sea la blaugrana.
Ingresó en el Barcelona con 10 años y tras un paréntesis en el Manchester United y el Zaragoza, desde que regresó en el 2004 ha ido ganando protagonismo hasta pasar a ser más que un jugador. Ha ejercido de portavoz, de jefe de márketing, de embajador y a veces casi de presidente (cargo que nunca ha escondido que le gustaría desempeñar en un futuro).
Ahora sería justo que en esta etapa que inicia con su renovación llevara también de manera oficial el brazalete de capitán y no esporádicamente, como lo ha lucido en alguna ocasión por ausencia de los cuatro que están por delante. Su liderazgo en el vestuario y de cara a la afición merece que sea reconocido como uno de los capitanes del Barcelona.