Caracol Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

La felicidad de Messi; la infelicidad de Cristiano

Actualizado a

Todo halago es poco. Leo hizo la pretemporada completa con el Barça, sintió que Valverde le comprendía y que ayudó, tanto como él, a hacer mejores a todos los que le rodeaban; alimentó su sociedad con la mejor versión de Jordi Alba, su complicidad de hermano con Luis Suárez, ya con la rodilla tan ajustada como su punto de mira, y ha vuelto a emerger la madurez del futbolista total, que combina tres verbos de estos cuatro en cada jugada: asiste, gambetea, deslumbra y golea. Hasta se permite rotar, siempre con el Mundial como trasfondo. Su espina es albiceleste.

Camina sobre aguas tranquilas. Los goles del astro y la mano izquierda del entrenador transformaron el polvorín post-Neymar y el batacazo en la Supercopa, en un proyecto ganador, en el que salvo las lesiones de Dembélé, se acumulan las buenas noticias. En el mundo de los afectos futbolísticos, cuando la pelotita entra, importa un rábano el estilo, el precio de Coutinho y, mucho menos, lo que cobre Messi. Los millones sobre el campo, que diría aquel. La felicidad de Messi es la felicidad del Barça y en el club azulgrana, más allá de las tiranteces propias de cualquier negociación, no han puesto límites a la sonrisa de su jugador bandera.

En las antípodas. Es tan misterioso el rendimiento del Real Madrid esta temporada que vale pensar que el Madrid no está bien porque Cristiano no marca como que Cristiano no está bien porque es un reflejo de su equipo. Nada más gráfico que esta primera vuelta para imaginar lo que hubiese sido el Madrid sin Cristiano este último lustro. El equipo de Zidane necesita recuperar de un plumazo su hambre, su físico, su gen competitivo cuando vienen mal dadas y la profundidad de su banquillo, con Asensio y Lucas como exponentes.

La sonrisa de CR. Llegados a este punto hay que ver si Cristiano responde con hechos a los desafectos que cree padecer. Siempre se ha sentido un incomprendido por el presidente que no le fichó y por la parte de la grada que le silbó. Él, hasta la fecha, siempre devolvió más de 50 goles por temporada y un carro de Balones de Oro. Como reprocharle querer ser el futbolista mejor pagado del mundo cuando su club se ha preocupado tanto por ser el club con más ingresos del mundo. Para ambos, es una cuestión de status. Su sonrisa vale menos que la de Messi para el Barça, aunque él volverá a marcar 50 goles...