Caracol Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

CLIPPERS 113 - ROCKETS 102

La noche de Chris Paul acaba con una pelea en el vestuario

El base fue ovacionado (también hubo abucheos) en su primer partido ante su exequipo. Los Clippers han ganado 11 de sus últimos 14 encuentros y están en playoffs.

Actualizado a
Lou Williams es defendido por Chris Paul en el primer partido del base ante los Clippers como visitante desde su marcha en el verano de 2017.
Lou Williams es defendido por Chris Paul en el primer partido del base ante los Clippers como visitante desde su marcha en el verano de 2017.Harry HowAFP

El primer partido de Chris Paul contra los Clippers desde su marcha el pasado verano acabó con una tremenda bronca en los vestuarios del Staples Center. Fue necesario llamar a personal extra de seguridad (hay quien asegura que hasta a la policía de Los Ángeles) para que la cosa no fuese a mayores. Tras ver uno de los partidos más broncos de la temporada, ya hay quien sueña con un enfrentamiento en los playoffs entre los angelinos y los Rockets (a día de hoy se verían las caras en la primera ronda). Los texanos, aún sin James Harden, rompieron una racha de tres victorias seguidas ante un equipo que por primera vez este curso acumula cinco triunfos seguidos. Pese a no contar con DeAndre Jordan (y Gallinari, Austin Rivers y Patrick Beverley), los de Doc Rivers han reaccionado de forma magnífica en las cinco últimas semanas. Han ganado 11 de sus últimos 14 encuentros para situarse con balance positivo (22-21) y regresar así a la zona que da acceso a la postemporada. Así son los Clippers, un equipo para el que no existen los imposibles. Tanto en sentido positivo como negativo.

Antes de pasar con lo sucedido en la zona mixta y en los vestuarios del Staples, vayamos con lo acontecido sobre el parqué. Pese a su escaso acierto desde el perímetro (6/22 en triples al descanso para 13/44 al final de la noche), Houston salió mejor y apoyándose en el rebote ofensivo construyó una renta de 10 puntos (34-44) en el segundo cuarto. Lou Williams y el banquillo local acudieron al rescate para dejar el marcador en 59-56 al descanso. Tras la reanudación, en una noche también especial (había muchas cuentas pendientes) Blake Griffin se centró. Con el ala-pívot a los mandos (29+10+6) y con un Williams en estado de gracia (tras su 31+3+9 de anoche promedia 31,7 tantos en lo que  llevamos de 2018), la Lob City fue capaz de llevarse un duelo en el que pudimos ver a D'Antoni mandando al carajo (por decirlo así) a Griffin. El técnico aseguró que el jugador le golpeó, aunque no dio más detalles. Cinco técnicas se señalaron, mientras que Blake y Ariza acabaron expulsados.

El regreso de Chris Paul

Como se esperaba, los Clippers prepararon un emotivo vídeo-homenaje a Chris Paul. El base, que acabó con 19 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias, fue ovacionado por la mayor parte de la grada, aunque también se escuchó algún que otro abucheo cuando entraba en contacto con el balón. Dejó un par de acciones (caño incluido) sobre Milos Teodosic que no pueden pasar desapercibidas. Demasiado cruel.

La bronca final

Pero todo lo que hemos contado antes quedó eclipsado por los acontecimientos posteriores. Chris Paul entró a su propio vestuario hecho un basilisco. Aparentemente, Harden trató de calmarle. Su intento no debió surtir mucho efecto, ya que poco después Gerald Green, Ariza, Harden y Paul —presidente del sindicato de jugadores—, entre otros, intentaron entrar en el vestuario de los Clippers (Austin Rivers y Griffin eran sus objetivos) a través de una puerta que conecta directamente ambas salas. Mientras tanto, según revela Adrian Wojnarowski, mandaron como señuelo a Clint Capela. El pívot se encargó de atraer la atención llamando a la puerta del vestuario local. Según las primeras informaciones la bronca que se armó fue tremenda. Hasta Steve Ballmer, el dueño de los Clippers, estuvo presente en la zona. Afortunadamente la sangre no llegó al río. El personal de seguridad y la policía consiguieron controlar la situación. Un triste final para el día de Martin Luther King.