Loeb abandona y sólo Sainz sigue la estela de Peterhansel
El francés abría pista y sufrió un accidente. No fue grave, pero su copiloto no podía continuar. Ganó Peterhansel, que es líder con media hora sobre el madrileño.
Abría pista en las dunas más exigentes que afrontará el Dakar 2018. A Loeb le tocó la peor de las suertes tras ganar la etapa anterior, otra de esas que nadie quería apuntarse. “No tenía referencias, no sabía si estaba perdiendo tiempo”, dijo él entonces. Después de pocos kilómetros de especial ya había sufrido el accidente que pone fin a su participación en la carrera más dura del planeta, quizás para siempre. Él estaba bien y el coche pudo arreglarse horas después, pero su copiloto y amigo, el polaco Daniel Elena, sufría daños físicos que le impedían continuar. Peugeot perdió a Despres el martes en la arena de San Juan de Marcona y se queda sin su piloto insignia el miércoles. La arena se ha tragado su última oportunidad para ganar el Dakar. Por ahora.
Y como esto es el Dakar, la etapa más dura la tenía que ganar Stéphane Peterhansel. Él sabe qué día se sortean los premios más valiosos y ahora es más líder. Aunque sólo le quede un rival sin incidencias mecánicas, es el más incómodo de los que puede imaginarse: cuarto en meta y segundo en la general es Carlos Sainz, a media hora de Monsieur Dakar y el único que puede seguir su estela por ahora. Parece mucho tiempo, no lo es en una carrera que ya ha presenciado abandonos inesperados y accidentes irrecuperables en apenas cinco jornadas. Tercero en la general es el holandés Ten Brinke (Toyota), la baza menos segura de Toyota, teóricamente. Sólo él y Nasser Al-Attiyah, cuarto a 1 hora y 23 minutos, parecen capaces de reengancharse si los dos Peugeot sufren más de la cuenta.
Fueron 268 kilómetros cronometrados y el exigente sector de las dunas de Tanaka para proseguir con más de 600 kilómetros de enlace: los coches llegarán tarde a Arequipa, ya en altura (más de 2.000 metros) antes de afrontar la sexta etapa camino de La Paz, Bolivia. Y el día de descanso, al que llegará probablemente un Dakar nuevo, con pocos candidatos y sólo una consigna: ganará el que no cometa errores.