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La distinta aproximación al mercado de Madrid, Barça y Atlético

Llegó la hora. El Atlético se quedó fuera de la Champions de la peor manera posible, pero ha recobrado la ilusión con la llegada de Diego Costa y Vitolo, ávidos de fútbol y de recuperar su jerarquía en el año del Mundial. Un indudable salto de calidad para Simeone y de competitividad en su plantilla, tras la sanción FIFA, que le coloca como gran alternativa al Barcelona para competir por la Liga, pelear por la Copa del Rey, en la que van a debutar, y partir como favoritos en la Europa League. No creo que sea mucho más vistoso, pero sí mucho más resolutivo.

Ni negociando desde la calma. Se suponía que la victoria en el Bernabéu y el cómodo liderato le iban a servir al Barça para limpiar el establo y reforzarse con un crack como Coutinho y un central necesario para sustituir a Mascherano. Toda la armonía que transmite Valverde la difumina un club que convierte cada fichaje en un vodevil, donde muchos opinan, pocos hacen y se paga muy por encima del mercado por televisar cada movimiento. Uno llega a pensar que tanta torpeza continuada no puede ser fruto sólo de la casualidad.

Kepa y nadie más. El Madrid desliza que lo de Kepa está al caer y que será el único fichaje de esta ventana. Hay que verlo con mirada larga para entender, pero con la corta resulta llamativo que el Madrid pague la cláusula pudiendo llevárselo gratis en seis meses; el Athletic haga entrenarse aparte a un porterazo al que podría disfrutar seis meses más si lo de menos es el dinero y, finalmente, que Kepa, un portero titular con opción de ir al Mundial, acepte competir con Keylor, que no tiene nada que demostrar en la portería blanca. Puede que el costarricense, técnicamente, no sea uno de los cinco mejores porteros del mundo, pero sí es uno de los tres mejores para el Real Madrid y eso ya lo ha demostrado.

Isco es mejor que Hazard. Puede que el belga sea un fuera de serie y maraville verle cada semana en la Premier. Isco sería mejor que él, con idéntico status en el Chelsea. Ahora sólo necesita que Zidane le regale toda esa confianza que le quitó en el Clásico, fomente su creatividad y su talento hasta el extremo y le convierta, a nivel de cariño futbolístico y personal en su nuevo Benzema, aprovechando las semanas en el dique seco del francés. Si se trata de ilusionar a la afición, mejor fichar un ‘nueve’.