Durant y los Warriors le amargan la Navidad a LeBron James
Partidazo de Draymond Green y acciones decisivas de Klay Thompson y Kevin Durant. Sin Curry, los Warriors también superaron a los Cavaliers.
Esta es la gran rivalidad de nuestra era, el Lakers-Celtics de nuestro tiempo. Tres años seguidos en junio (cuando cuenta), tres seguidos ya también el 25 de diciembre, cuando la NBA quiere sentar a toda América (a todo el planeta) delante de la televisión. Desde el tramo 2004-06 no se repetía el mismo duelo en tres Navidades seguidas. Fueron los Lakers-Heat de la rivalidad Kobe-Shaquille. Ahora es la paradoja de la fuerza imparable, los Warriors, contra el objeto inamovible, LeBron James. Y, si hablamos solo del fogueo de diciembre, si el del año pasado en The Q fue un clásico instantáneo (109-108 con aquel canastón de Kyrie por encima de Klay Thompson), en la Bahía se tiende al barro: del feo 89-83 de 2015 al muy, muy feo 99-92 que nos deja 2017.
El 15 de enero, a la vuelta de la esquina, habrá revancha en Ohio… o entremés antes de junio, veremos si con el permiso de Celtics y Rockets. En ese partido que se jugará en dos semanas podría estar ya Isaiah Thomas y seguramente estará Stephen Curry, cuya ausencia se alargó terriblemente sobre un Oracle donde los Warriors pasaron las de Caín para anotar en estático. Tampoco jugó Pachulia, recién recuperado, y lo hizo bajo mínimos Shaun Livingston. Visto así, los Cavs perdieron una oportunidad inmejorable frente a un rival que se quedó en 10/37 en triples y que sumó 11 pérdidas en el primer tiempo (solo cuatro en el segundo, eso sí).
Claro que el campeón del Este trasladó a la Bahía, donde LeBron ha perdido los 5 partidos que ha jugado en 2017, sus propios problemas: un drama en transición defensiva, se llevó un 33-9 en puntos a la contra. Apurado en el aro por la intimidación de los Warriors (Green, Durant, Bell), recibió un 44-20 en puntos en la pintura. Vivió del triple (cinco más) y de que doblaba en tiros libres a su rival antes de los cuatro que lanzó en los últimos instantes Klay Thompson en acciones ya forzadas por unos Cavs que no anotaron un solo tiro de dos en todo el segundo cuarto, en el que hicieron un 0/17 con un 12% total. Y estaban de lleno en el ajo (46-44) porque habían aprovechado los regalos de los Warriors en el primer cuarto (24-28) y porque el partido era, en realidad, un espanto en un envoltorio precioso.
Salvado por un final eléctrico: 92-92 con dos minutos por jugar y después de un 2-11 que frenó el único intento de escapada de los Warriors (90-81). En ese tramo definitivo los árbitros se tragaron el silbato en dos defensas al límite de Durant a LeBron (al menos una con falta muy poco discutible) y en varios empujones y barullos en la zona de los Cavs. A ritmo de revisión por posesión, la guerra de nervios la decidieron los rebotes de ataque de los Warriors (había sido un arma de los Cavs en los 40 minutos anteriores) y siete puntos de Klay Thompson: un triple y los citados cuatro tiros libres.
Klay, bien defendido por JR Smith, acabó en 24 puntos. Durant en 25 con 7 rebotes, 5 tapones y más jerarquía que acierto. Con Jordan Bell haciendo el doctorado por la vía rápida, lo mejor de estos Warriors sin Curry y sin acierto en el tiro fue la lectura de juego de Iguodala (una vez más), que disparó el ritmo y pilló siempre a los Cavs varios metros por detrás, y la actitud (tampoco es novedad…) de Draymond Green, que fue creciendo en defensa hasta agigantarse y apareció en ataque con dos triples en momentos importantes. Al final, el sexto triple-doble de la historia de las jornadas de Navidad (12+12+11) con la habitual sensación de que los números solo cuentan parte de su importancia en uno de los mejores equipos de la historia. Es mucho decir. Pero es así.
A los Cavs les sostuvo (15 puntos en el tercer cuarto) Kevin Love, a ritmo de triples (6/11) que compensaron sus obvios problemas cuando se acercaba a la maraña de brazos que montaron los Warriors en la zona (9/25 en tiros). Al final, 31 puntos y 18 rebotes para el jugador más constante en un partido en el que Wade casi salva al final una mala actuación, JR Smith estropeó en ataque lo que aportó en defensa y LeBron James jugó muy incómodo en cuanto tuvo que buscar una opción que no fuera el pick and pop con Love: ningún punto en juego entre el segundo y el tercer cuarto, 20+6+6 pero 7 pérdidas, demasiadas en el último cuarto, y un amago de heroicidad final que no bastó. No fue su día, por una vez.
Al final entre ausencias, errores, defectos, problemas y confusiones, un mal partido tuvo un buen final. Al límite. Los Warriors acabaron imponiendo el factor cancha y su energía defensiva y se llevaron otro capítulo de la gran rivalidad de nuestra era. El 15 de enero, más. ¿Y en junio…?