Rafa Nadal en modo zen
Es fácil, y engañoso, decir que Rafa Nadal juega demasiado cuando tiene algún problema físico. Es verdad que esta temporada acabó disputando 78 partidos. Que solo David Goffin (finalista de la Davis), le superó con 83. Pero, claro, es que en diez de ellos llegó a la final y ganó seis trofeos. “Jugué prácticamente lo obligatorio, salvo algún torneo escogido como preparación”, se justifica él. Y es cierto. En 2018, de entrada, será casi igual pero ya ha borrado la tradicional exhibición de Abu Dhabi y descargará dos semanas (las de Rotterdam y Basilea) su calendario. Dos citas de las que se dio de baja ya esta campaña tras pelear las finales de Australia y Shanghái contra Federer. Tiene claro que cada gramo de energía contará para alargar su carrera. Que cada impacto de menos en sus piernas será un partido de más.
El año queda abierto en función de los resultados. No pensemos que vaya a firmar 12 torneos, como Federer este curso. Mas sí es probable que aparezca una versión más zen de Nadal. La ATP permite a los tenistas que cumplan tres condiciones (mayor de 30 años, más de 600 partidos y 12 años en el circuito) saltarse la obligatoriedad de disputar los ocho Masters 1.000 (Montecarlo no tiene esa condición), quitarse hasta tres sin penalizaciones. El suizo se ausentó de Madrid, Roma y París (Cincinnati fue por lesión). No pasaría nada si el balear tacha alguno para preservar su físico. Aunque él se alimenta de la competición y es lógico que le de miedo perder mordiente. Y está la Copa Davis. Dos primeros cruces en casa. Buena oportunidad para poner un broche con otra Ensaladera. Vale la pena jugar menos.