Un triunfo con el sello de Valverde
Cualquiera que hubiera visto la Supercopa de España el mes de agosto y hubiera desconectado del mundo durante cuatro meses a causa de un retiro espiritual, una expedición a la selva, o se hubiera apuntado a un reality y viera la exhibición del Barcelona en el Bernabéu no entendería nada. No obstante, cualquier persona que haya seguido el trabajo diario de Ernesto Valverde entenderá muchas cosas. El Barcelona fue consciente en la Supercopa que el Madrid estaba muy por encima. Piqué, que estuvo sensacional en el Bernabéu, expresó con toda la crudeza el sentimiento del barcelonismo diciendo que se sentían inferiores por primera vez en mucho tiempo. No se equivocaba, pero al mando de un entrenador paciente, metódico y normal, el equipo fue creciendo poco a poco hasta explosionar en el Bernabéu en una segunda parte que fue un baño terrorífico al Madrid en un partido que fue la metáfora de lo que va de temporada. Primero resistir, trabajar, sufrir y luego disfrutar con la pelota para conseguir un triunfo que deja la reconquista de la Liga muy cerca estando en diciembre.
El Barcelona ha pasado de ser un equipo basado en la inspiración individual a ser un conjunto de autor en el que todo el mundo es importante. Hay individualidades sobresalientes, como Ter Stegen, Piqué, Iniesta (bienvenido a casa), Sergi Roberto o Suárez, pero no se puede obviar que el equipo que aplastó al Madrid lo hizo sin su fichaje estrella (Dembélé) ni Umtiti, probablemente el mejor jugador del Barça en el primer tramo de la competición.