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Sin ambición no se gana

Tropiezo. Perdió el Atlético en el campeonato liguero después de 20 partidos consecutivos sin hacerlo. La última derrota rojiblanca fue a finales de abril ante el Villarreal, una de las bestias negras del conjunto madrileño. Y lo hizo en el peor momento posible, puesto que el Real Madrid-Barcelona le daba al equipo de Simeone la opción de remontarle puntos al conjunto azulgrana. Pero el Atlético cayó en un feudo que no se le da especialmente bien. Y tampoco se puede decir que la derrota sea inmerecida. El Atlético lleva varios partidos jugando con fuego y cuando pasa esto a veces te quemas. Total, el Atlético no podrá despedir el 2017 como hubiera deseado y sufre un gran frenón en sus aspiraciones ligueras.

Cobardía. El Atlético, sabiendo lo que se jugaba, debió ser un equipo mucho más valiente de lo que se vio en el feudo del Espanyol. No se puede jugar al 0-0 y esperar a que el equipo haga gol en una de sus escasas ocasiones. Porque a veces, como ha sucedido en esta ocasión, la suerte te es esquiva y el partido no sólo no te da para empatar sino que incluso pierdes. El Atlético tiene mimbres suficientes como para hacerle daño al Espanyol desde el inicio. Porque luego los minutos van pasando, entran los nervios y llegan las imprecisiones. Y eso es lo que pasó, que ni Correa ni Griezmann ni Saúl ni mucho menos Gameiro fueron capaces de controlar balones claros. Y todo por el nerviosismo de ver que el gol no llegaba.

Lección. El partido debe servir de lección. La pasada jornada el Atlético ganó al Alavés en un horrible partido de los rojiblancos. La habilidad y el acierto de Fernando Torres le dieron al Atlético los tres puntos en juego. Pero de juego hubo bien poco. Más bien nada. En el Wanda Metropolitano la afición lleva en volandas a su equipo, aunque también le pide que haga las cosas mejor. La afición rojiblanca le perdona todo a los suyos, pero lo malo es que la gente también se cansa de ver muy poco fútbol y muy pocas ocasiones de gol.

Resumen. Y es una pena lo que sucedió ante el Espanyol, porque el 2017 no ha sido un mal año para el equipo madrileño. En este año se llevó a cabo el traslado al Wanda Metropolitano, con todo lo que ha conllevado. El Vicente Calderón ha sido la casa del Atleti durante los últimos 50 años y pocas veces nos emocionamos tanto como con el último encuentro liguero en el Manzanares ante el Athletic, con exjugadores como Gárate, Ayala, Adelardo, Luiz Pereira o Pantic en el centro del terreno de juego con los trofeos ganados. Pero el club necesitaba dar un paso adelante y el Wanda Metropolitano lo ha supuesto.

Pena. En este año nos dejó José Luis Rodríguez, el socio número 1 del Atleti y también Rivilla, uno de los jugadores legendarios en la historia del club rojiblanco. Pocos han podido representar tan bien al Atlético como ellos dos. Yo también lamenté la pérdida de alguien muy cercano. Seguro que mi padre hubiera coincidido ayer conmigo en esa falta de ambición del Atleti. Él no era colchonero, pero siempre le agradó que el Atleti ganara.

Felices Fiestas. Se va el año y desde estas páginas uno les desea Felices Fiestas. El fútbol nos da una tregua durante unos días y volverá tras el parón navideño, muy corto en esta ocasión. El Atlético tiene que reflexionar y con los refuerzos que llegarán tiene que ser mucho más ambicioso. Porque se puede perder, pero no se puede tirar una o dos veces a portería rival. Que estos días de paz nos quiten el amargo sabor del partido ante el Espanyol.