Monterrey es campeón de la Copa MX con gol de Avilés
Con gol de Avilés Hurtado, Rayados se redimió ante su gente sólo 11 días después de perder la final contra Tigres y no se fueron en blanco en el semestre.
Monterrey superó sus traumas y extirpó una victoria agridulce, melancólica, revitalizadora para salvar el semestre. Una pomada para aliviar ese dolor antes agudo; hoy adormecido, ligeramente gozoso. La sonrisa, tibia, trémula, después del llanto a rabiar; la sonrisa con los ojos aún enrojecidos, las mejillas aún empapadas y los párpados hinchados. Con gol de Avilés Hurtado, 'La Pandilla' logró el título de la Copa MX en el mismo estadio, su casa, donde perdió la final del Apertura 2017 de la Liga MX ante su máximo rival hace 11 días. Es el primer campeonato de Monterrey desde 2010 y el tercero de Antonio Mohamed en el fútbol mexicano como entrenador. Lo agridulce del premio de consolación: la felicidad con dolor.
Rayados acosó la meta de Blanco durante los primeros 20 minutos del encuentro. Entonces, no aparecía ni un atisbo del Pachuca, incapaz de defender adecuadamente, sin orden ni intención. La mala puntería de Pabón, Sánchez, Vangioni, ocasionó que Pachuca saliera indemne. No fue hasta que un córner cabeceado por Honda y rematado por Jara, en fuera de lugar, cuando los Tuzos pasaron lista. Eso sí, la falla de Jara, con marco abierto, merece un lugar en la lista de bochornos predilectos del año. Aguirre también probó suerte, pero no era noche de sorpresas. Ni los dolores de Basanta, ni el estadio lejos del lleno iban a perturbar la velada.
No, no era esta noche. A Monterrey se le acabó el poder, pero aún le podía el espíritu. Entonces, Pabón trazó, Avilés recibió, fintó a Blanco y descargó. La pelota, después de golpear al arquero, entró a la portería casi pidiendo permiso. La redención. El gol que tanto quería gritar el colombiano. El gol que tardó 11 días en llegar. Y quiso otro, cuando dejó retratado a Hernández, pero Blanco detuvo la metralla. Eso sí, la inspiración de Hurtado apenas contagió a Rayados, que cedieron la iniciativa a Pachuca. Los hidalguenses se abalanzaron contra la meta de Carrizo, pero el argentino desplegó repertorio para negar los intentos de Honda, González, y hasta los tiros-centros inofensivos. Pero, en pleno acoso, se le acabó la vida. Y Monterrey agradeció la desaparición. Festejo contenido, aún con lágrimas, no sabemos si tristes o alegres. Pero Monterrey no terminó 2017 sin título. No sólo fue redención. Fue convertir a la Sultana del Norte como la capital del fútbol mexicano: Liga y Copa en el mismo semestre. ¡Ajúa!