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Sobre un triple convite en Madrid

Dicen que Eugenio d’Ors dijo que en Madrid, a las siete de la tarde, o das una conferencia o te la dan. Digo que dicen que lo dijo porque no estoy seguro de si la cita es apócrifa, hay quienes la discuten, y quienes se la achacan a Ramón Gómez de la Serna. En todo caso, aquí vale aquello de ‘si non è vero, è ven trovato’, y yo lo recordé ayer ante la concentración de invitaciones a la prensa para un gañote feliz de Navidad. Atlético (que fue el primero en fijar fecha), Real Madrid y Federación coincidieron en ciudad, cosa obligada, y en día y hora, cosa en las antípodas de lo obligado, en su agasajo a la prensa. Día de comidas y comidillas.

No sé qué hubiera hecho Eugenio d’Ors ante tal ‘triyuntiva’, palabro que espero que Alex Grijelmo me disculpe. Hubo quien repitió, hasta quien ‘tripitió’. As tiene tropas y espíritu de servicio suficientes como para acudir a los tres frentes, sin menoscabo de su energía para mantener el ritmo de producción. El mayor foco, claro, estuvo en el Atlético, no sólo por derecho de primacía, pues fue el primer convocante (eso sin considerar la excelencia del convite, sin parangón), sino también porque estaba en el aire el caso Griezmann. Cerezo estuvo fino y preciso en el asunto, invocando la palabra ajustada: respeto. Amor se deslizó.

En el Madrid, Florentino compareció nimbado por los cinco títulos y con el acicate de la inminente visita del Barça, el partido que puede cerrar o reabrir LaLiga. El Madrid nunca tiene descanso, esa es su gloria y su condena. Pero el golpe del día quizá estuviera en Las Rozas, donde Villar compareció en el acto de turno. La poca prensa presente, exhaustos los medios por las otras demandas, se encontró con la audaz presencia de esta especie de Puigdemont del fútbol, este exiliado en su propia tierra, sin acceso al despacho en el que reinó, pero crecido en su delirio y haciendo pesar su presencia a sus antiguos colaboradores. Todo un corte para ellos.