El derbi de Italia más decisivo para el scudetto de los últimos años se acabó con un 0-0 que, probablemente, refuerza al Inter. Los nerazzurri siguen siendo el único equipo invicto de la Serie A y han salido con puntos del Allianz Stadium y del San Paolo, dando una señal muy clara sobre su solidez. Allegri decidió salir de inicio sin Dybala ni Douglas Costa, reforzando su centrocampo con Matuidi. Spalletti, por su parte, prefirió la calidad de Kovacic a Gagliardini. La primera mitad fue igualada, pero la Vecchia Signora fue de menos a más y hubiese merecido adelantarse antes del descanso. Se lo impidieron un par de milagros de Handanovic, un despeje en la línea de gol de Miranda y el larguero, que golpeó Mandzukic con un imperioso cabezazo en el enésimo centro que Cuadrado le sirvió.
El croata fue el bianconero más activo en el ataque y empezó la reanudación buscando el 1-0 ante Handanovic, que estuvo insuperable y neutralizó también un gran intento de Asamoah. El colombiano fue vital por la derecha. Le ganó duelos a Valero y a Santon por los que pudo lanzar centros al segundo palo del atacante que controló bien esos envíos que no pudo resolver bien. El ingreso del brasileño Dalbert lo contuvo un poco más.
Los milaneses tuvieron el control del balón durante una decena de minutos, pero sólo lograron pedir un penalti por una mano de Benatia tras un disparo de Icardi, cuya actuación fue decepcionante y se acabó en el 85', cuando le sustituyó Eder. Tampoco la llegada de Dybala, que jugó el último cuarto de hora, pudo cambiar la historia del enfrentamiento. Es un 0-0 positivo para el Inter, que sin embargo podría beneficiar sobre todo al Nápoles: con una victoria ante la Fiorentina, los azzurri este domingo volverían a apoderarse del liderato.